Capítulo 8

142 28 6
                                    

Cuando Gyutaro escuchó eso se asustó, pero no dejaría que se fueran solos, decidió perseguirlos.

Y cuando iban llegando al distrito rojo, Doma se detuvo, agarrando a Daki por el hombro para que también se detuviera.

—Gyutaro —Habló. Gyutaro se asustó bastante—. Ya sé que nos sigues.

Daki se volteó y logró ver a su hermano, estaba saliendo detrás de unos muros.

—¿Vas a matarme por seguirlos a ambos? —Le preguntó, y aunque la mirada de Doma fue la de un sí rotundo, le sonrió amigablemente para tapar lo que pensaba.

—Claro que no, Gyutaro, puedes venir con nosotros —Lo llamó incluso con un ademán y Gyutaro se le acercó, dudando de sus intenciones.

Cuando estuvo cerca de él, Doma lo tomó también por el hombro en un gesto protector. Gyutaro no supo por qué hizo eso.

Pasearon un rato por el lugar y después de comprarles unas cuantas cosas a ambos, decidió mostrarle por fin aquella realidad que ocultaban las Oiran detrás de su apariencia de princesas.

Daki miraba aterrada semejante escena.

—Eso es lo que hacen las Oiran, cariño, ¿Quieres terminar así?, porque te juro que no es una buena vida, al contrario, es horrible —Doma le hablaba como si de dar consejos se tratase, acariciando su cabello mientras observaba su mirada perdida, Daki estaba asustada.

—¿Por qué lo hacen?, ¿Qué sentido tiene? —Preguntó, la chica no entendía el porqué de ello.

—Lo hacen para satisfacer sus más bajos instintos —Aunque eso tampoco lo entendía—. Sienten algo llamado placer, por eso lo hacen, pero por más nada, sin querer responsabilidad o formar una familia, ya que así se crean los bebés.

—¿Y cómo es eso del placer? —Le preguntó, Doma la miró con sorpresa. Gyutaro lo observó con detalle, para ver si le decía lo mismo que le dijo a él o si le decía otra cosa.

—Eso... —Doma empezó a reírse nerviosamente mientras lo pensaba, Gyutaro podía sentir que éste les ocultaba algo referente a ello—. No lo sé, según es una sensación fuerte que le gusta a la gente, pero ni idea —Aunque cuando dijo eso, se le notó extraño, parecía estar mintiendo.

—Tú sabes lo que es eso, ¿Verdad? —Le preguntó Gyutaro, demostrándole que dudaba de sus palabras. Doma lo miró con seriedad—. Seguramente tienes un montón de experiencia, después de todo estás bien viejo.

—Qué fue lo que te dije yo sobre eso, ¿Ah? —Le habló Doma, un tanto molesto. Gyutaro sólo sonrió nerviosamente.

—Oye, pero es verdad, ¿Jamás has tenido la experiencia? —Y esta vez fue Daki la que habló. Doma no se esperaba eso.

—¿Por qué demonios les interesa conocer mi privacidad?, no entiendo cuál es la curiosidad —Pero ambos hermanos lo miraban curiosos. Doma estaba nervioso—. Mierda, parecen unos niños, preguntan por todo.

—Es que tú eres nuestro ejemplo a seguir —Habló Daki, intentando parecer amigable para que Doma les revelara la información.

—Si se van a poner a tomarme como ejemplo se van a ir al infierno —Habló, sabiendo que él no era un buen ejemplo a seguir.

—Se supone que los demonios son inmortales, así que dudo mucho que terminemos en el infierno si no morimos —Gyutaro dio su opinión, pero sólo se ganó una sonrisa psicópata de Doma.

—¿Y de dónde sacas tú que nunca van a morir si se la pasan provocándome a cada rato? —Pero eso sin duda lo asustó, Doma estaba molesto.

—Ehh... —Gyutaro miraba para los lados y notó que Daki estaba asustada—. Suponiendo que tú no nos mates... o que no existas...

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora