Capítulo 4

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Al día siguiente, cuando Doma pensó que estaría tranquilo, Akaza seguía en el templo, y empezó a lanzarle cuchillas verbales para seguir molestándolo.

Doma se sentía humillado, Akaza se estaba pasando, lo hacía a propósito, quería que él reaccionara de alguna forma violenta para luego atacarle y aprovecharse de su fuerza.

Pero aunque intentaba lastimarlo, Doma no podía sufrir ante ello, sólo recordaba sus vivencias pasadas donde aquellas personas que consideró importantes en su vida le decían exactamente lo mismo.

Y ello era algo bastante traumático.

—¿Alguna vez alguien se ha enamorado de ti sabiendo realmente quién eres? —Y ahora iba a meterse en su vida privada, las cosas no podían ponerse peores.

—Sí, Akaza —Pero Doma ya estaba harto de sus cuchillas, odiaba que siguiera molestándole.

—¿En serio?, ¿Y qué chica tonta llegó a hacerlo?, porque nadie podría enamorarse de ti sabiendo cómo eres, eres una persona de mierda, o demonio, en tu caso —Akaza siguió molestándolo y Doma decidió golpearlo en la cara para que se callara.

Pero lo que no se esperó fue que Akaza esquivó su golpe y le devolvió otro mucho más fuerte, atravesándole el estómago.

—Sabes que no puedes hacer nada contra mí, soy mucho más fuerte que tú —Akaza se burló de éste y Doma lo observó con sorpresa mientras empezaba a escupir sangre, no se esperaba ese ataque pero le extrañaba que Akaza no hubiese utilizado otro tipo de ataque.

—¿Y alguna chica se ha fijado en ti siquiera? —Aunque Doma decidió jugar a su juego—. Porque eres feo, tus rayas son feas.

Akaza se quedó callado por un momento, no recordaba que ninguna chica se hubiese fijado en él.

—Tengo intereses más importantes que buscar el amor —Y decidió disimularlo con esa frase, no quería perder una discusión con Doma.

—¡Ay!, ¡Qué lástima! —Doma agarró el brazo de Akaza, que seguía enterrado en su estómago, mientras empezaba a hablar hilarantemente—. ¡Si enamorarse es lo más lindo!, se sienten muchas cosas raras cuando se está así —Akaza frunció el ceño, observando cómo Doma le sonreía de nuevo, como si se hubiese olvidado de todas las maldades que le había hecho—. A mí me gustó la experiencia, es triste que a ti jamás te haya pasado.

Se lamió los labios, los cuales estaban llenos de su propia sangre y se sacó el brazo de Akaza de su estómago. Éste sintió asco al ver su sadismo.

—¿Y acaso alguien como tú puede sentir amor? —Y Doma asintió mientras volvía a sonreírle—. Me parece que es mentira, y además, ¿De quién te enamoraste tú?, y... ¿Eras demonio o humano cuando pasó?

—Era un demonio, y no es mentira, tal vez ahorita no sienta nada por nadie pero antes sí me pasó —Akaza entrecerró la mirada, siguiendo sin creerse eso—. Íbamos a casarnos, pero las cosas no se dieron como esperaba.

—Ya va, ¿Qué? —Y Doma asintió, eso sin duda sorprendió a Akaza—. Pero eso seguro fue por compromiso, no creo que haya sido por amor.

—Sí fue por amor, Akaza, pero por compromiso, ella terminó casada con alguien más, eso fue lo triste, lamentablemente cuando fui a pedir su mano, alguien más ya lo había hecho, y su padre había aceptado.

—¿Esa de casualidad no es la misma chica que mató un demonio del que tú conocías a su padre? —Notó que el semblante de Doma se tornó serio, dejó de sonreír—. Sí lo era, ¿Verdad?

—Sí —Doma se fue para otro lado, no quería seguir hablando con Akaza.

Y éste por su parte se sintió mal por él, no sabía por qué pero llegó a sentir empatía, y eso no le gustaba, se supone que debía molestarlo, pero sentía que no podía meterse con eso por alguna extraña razón.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora