Capítulo 14

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La noche siguiente, Doma cazó a sus fieles para poder alimentarlos, tenían varios días que éstos no habían venido.

Todos estaban comiendo de lo más tranquilos hasta que Doma tomó la palabra, fue extraña pero grata su noticia.

—¿Qué les parece si nos tomamos unos días libres y nos vamos a vacacionar un poco? —Ambos lo miraron con sorpresa.

—Es una broma, ¿Verdad? —Preguntó Gyutaro, pensando que Doma les estaba mintiendo.

—No, no es una broma, hablo en serio —Pero ambos hermanos lo miraron con sospecha—. ¿No me creen?, ¿Y cuando les he mentido yo?

—Siempre —Dijeron al unísono. Doma los miró con aburrimiento.

—Mentirosos, dejen de andar inventando —Habló, un tanto serio—. Pensaba llevarlos a una posada con aguas termales pero ya que no quieren...

—¡Mentira! —Exclamaron casi al mismo tiempo—. ¡Sí queremos! —Suplicó Daki. Doma les sonrió intentando no reírse.

—¿Y para cuándo? —Preguntó Gyutaro. Doma ladeó con la cabeza mientras lo pensaba.

—Puede ser mañana, así descansan un poco, se lo merecen —Les sonrió amigablemente, cosa que los hizo sospechar, pero aceptaron, después de todo, querían el descanso.

Al día siguiente arreglaron sus cosas para que en cuanto cayera la noche se fueran a aquel lugar.

El trayecto fue un poco largo pero llegaron, era una posada bastante elegante y bonita y tenía a varios trabajadores que les atendieron muy bien.

Daki y Gyutaro encontraron extraño que esas personas no notaran que eran demonios.

Luego se dieron cuenta de que Doma hablaba mucho con una chica pálida de cabello verde manzana y ojos amarillos, ella se veía demasiado extraña, no sabían si era la posadera o alguna trabajadora más.

Pero Daki se sintió incómoda al ver cómo ambos intercambiaban gestos cálidos y varias sonrisas, parecían conocerse demasiado bien.

A Gyutaro le dio igual. Luego les mostraron sus habitaciones.

Cada quien tuvo su propia habitación, les ofrecieron comida pero a ellos les repugnó por alguna extraña razón, y aunque intentaron disimular que no tenían hambre para no parecer groseros, sus caras tensas decían demasiado.

—Vamos a terminar muriéndonos de hambre —Habló Gyutaro, el cual yacía sentado sobre el tatami. Daki le hacía compañía.

—Esa gente cree que somos humanos, por eso nos quieren dar comida humana, pero apesta, no sé por qué pero huele muy mal —Daki se abrazó las rodillas y Gyutaro asintió—. Sólo espero que Doma nos traiga algo decente de comer.

—Lo dudo —Habló, asomándose por la puerta para ver si lograba divisarlo, sin éxito—. No creo que comer personas sea apropiado en un lugar turístico donde hay humanos, a menos que cacemos uno sin que nadie se dé cuenta, pero lo encuentro difícil.

—Sí, aquí registran a las personas que entran y salen, así que quedaría prueba de que desapareció una persona.

—Así entonces será demasiado difícil poder comer algo —Luego volvió a asomarse—. ¿Dónde demonios está Doma?

Lo esperaron un rato y no llegó, cosa que les hizo sospechar, ¿Por qué tardaba tanto?

—Hola, chicos —Llegó luego de casi media hora y ambos hermanos estaban que se dormían del aburrimiento—. ¿Les dieron una alcoba para dos?

—No, son individuales, mi habitación está al lado —Habló Daki, observándolo con aburrimiento—. ¿Dónde estabas?

—Estaba pagando todo y registrándonos para que no haya problemas —Y ambos asintieron—. ¿Qué les pasa?, ¿Por qué no salen un rato?

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora