Capítulo 1

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La noche cayó en aquel distrito rojo, la gente llegaba y el lugar se iluminaba, era un lugar extravagante donde la vanidad y el deseo abundaban por montón.

Una joven Oiran observaba por la ventana de su habitación cómo pasaba la gente, cómo llegaban a su casa y cómo aquellas sirvientas se encargaban de mostrarles todos los lugares.

Se había arreglado con sus mejores trajes y se había colocado el mejor maquillaje, debía esperar a su cliente, aquel que pagaría tan caro por estar con ella.

Pero no tenía ganas de aceptar a nadie esa noche, ni por el dinero, ni por el sujeto.

Su cabeza estaba en otra cosa en ese momento.

—Oiran Warabihime, su cliente ha llegado —La mujer se sorprendió al escuchar las palabras de una sirvienta, y aunque quería lanzarle un ataque por interrumpir su pensamiento, no tuvo tiempo de hacer eso.

La puerta de la habitación se abrió, ella no quiso voltear, pensó que se trataría de otro cliente horrible que afortunadamente tenía dinero.

—Buenas noches, Daki —Pero la voz y el nombre por el que fue llamada la hizo sorprenderse, no era cualquier persona, era un demonio el que la visitaba.

Pero no era su jefe, no era Muzan.

Cuando volteó para mirarle sintió un enorme alivio al verle, se trataba de su mentor.

—¡Doma! —Daki se lanzó a sus brazos mientras lo observaba con una amplia sonrisa, se sentía alegre de verle—. ¡No tienes idea del alivio que me das con tu presencia!, ¡Estos últimos días han sido realmente horribles!, ¡Lo detesto!

Daki estaba casi que lloraba mientras le abrazaba, a lo que Doma le acarició el cabello para tranquilizarla, ella podía ser muy dramática de vez en cuando.

—Cuéntame lo que pasó —Le habló con tranquilidad. Ambos se sentaron en el suelo y empezaron a conversar.

—La vida de Oiran es dura, se supone que debo ser bella para ejercer bien mi trabajo y obtener clientes ricos, pero resulta que cargo con la suerte de que los malditos asquerosos son horrendos, no me toca nadie guapo ni nada, es desagradable pero no puedo quejarme, ¡Todo porque es mi trabajo! —Daki seguía lloriqueando dramáticamente, manchando su cara con el delineador que se corría y haciendo que Doma intentara reprimir una risa, al sujeto le causaba gracia verla llorando, pero reírse sería un pecado, ella podría ofenderse.

—Pero era tu sueño ser la Oiran más hermosa y reconocida, ¿Por qué ahora no te gusta? —Pero Daki lo miró con seriedad, como si Doma acabara de hacerle la pregunta más tonta del mundo, ella acababa de explicárselo pero éste a veces parecía medio idiota.

—Los clientes son feos, todos son horribles, ¿No lo entiendes? —Pero éste la miraba como si no la entendiera aunque sí lo hiciera, sólo intentaba no reírse, lo que sin querer provocó que sonriera un poco.

—¿Y yo soy horrible? —Daki se quedó callada al escuchar su pregunta, ella había generalizado todo y sin querer le había llamado horrible también.

—¡N... no!, ¡No!, ¡Claro que no! —Daki miraba para los lados intentando pensar en cómo se salía de ese problema, pero Doma no lucía afectado en lo absoluto—. Me refería a los otros..., a los otros clientes.

—Creo que sigues pensando demasiado, hay algo que no te trae tranquila, puedo percibirlo —Y eso sin duda la sorprendió, volteando inmediatamente para mirarlo a la cara—. Puedes contarme tu pesar.

Daki lo observó por unos segundos, le intrigaba cómo un demonio como él podía ser tan pacífico y amigable a la vez, le hacía sentir cómoda pero era raro, el sujeto tenía una mirada vacía pese al brillo de sus ojos, eso siempre le había intrigado.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora