Capítulo 24

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Aunque al verlos así, sólo quedó en shock.

—¿Ok? —Nakime cerró la puerta y entró, tratando de no pensar en ello—. Haré como que no vi nada.

—¿Qué pasa, Nakime?, ¿Por qué estás así? —Le preguntó Doma, observándola a detalle, ella se veía un poco mal, estaba hasta temblando.

—Quiero hablar contigo —Ambos la miraban con sorpresa, Nakime se veía un poco descuidada, e incluso, lucía algo demente, eso se les hacía extraño.

No era la Nakime de hace tres años, era una Nakime diferente.

—Ehh..., está bien —Doma se alejó de Daki y fue a sentarse en el cojín donde siempre atendía a sus fieles—. Cuéntame tu pesar, Naki.

Nakime observaba a Daki con cierto miedo, no hablaba ni nada, sólo la miraba, lo que le dio a entender a ambos que ella quería hablar a solas con Doma.

—Princesa —Habló Doma, observando a Daki—. Nakime necesita hablar de algo serio, ¿Podrías esperarme en mi habitación? —Le preguntó, acariciando su cara y haciendo que se sonrojara.

—Claro, Doma —Daki se levantó y luego de sonreírle coquetamente salió del lugar. Nakime observaba todo incrédula, eso se estaba poniendo bien extraño.

—¿Y esto que se supone que es?, ¿Ustedes dos son pareja? —Y la curiosidad le ganó. Doma sólo le sonrió.

—En realidad yo no lo vería así, pero eso no es lo que querías decirme, ¿O sí? —Nakime negó con la cabeza—. ¿Qué pasó?

—Asesiné a mi esposo —Habló, en un tono casi lloroso e intentando contener todas las emociones que se arremolinaban dentro de ella. Doma alzó las cejas ante esa declaración—. Tenía una presentación musical y... había guardado el último kimono que me quedaba de lo que había ganado contigo para usarlo en ella, pero él descubrió el escondite y lo apostó y... —Nakime rompió a llorar y se lanzó a los brazos de Doma, aunque más que triste, parecía molesta, le estaba agarrando la ropa con cierta fuerza—. ¡Yo me cansé de sus mierdas y agarré lo primero que tuve en mis manos y lo golpeé con todas mis fuerzas en la cara! —Observó a Doma a la cara por un momento y luego siguió llorando, bajando la mirada—. Era un martillo, y lo maté con el golpe.

—Entiendo cómo te sientes, Nakime —Habló, sin expresión alguna en su rostro, aquello le había traído recuerdos, amargos recuerdos—. Matar a una persona por primera vez es traumático, y sobre todo si es un cercano tuyo, en mi caso fueron unas fieles que me traían harto, a veces uno se cansa de toda la mierda que nos hacen, pero considéralo liberarse de ello, ahora eres libre, nadie apostará tus cosas y podrás comenzar de nuevo.

—Cuando fui a presentarme y tocar mi biwa, a pesar de lo mal que iba vestida... les gustó mi música y... quieren que produzca más —Habló, con la voz temblorosa—. ¿Crees que sea... una nueva oportunidad?

—Claro que sí, Naki, eso es bueno, así podrás hacer tu propia fortuna y prosperar sin problemas —Doma le animó un poco, logrando sacarle una pequeña sonrisa—. Desde ahora serás una músico famosa, eso te lo aseguro.

—Gracias —Habló, derramando varias lágrimas—. Pero ahora tengo otro pequeño problema —Doma se sorprendió al escuchar eso y Nakime suspiró mientras se limpiaba las lágrimas—. ¿Cómo me deshago del cadáver de mi esposo?

—¡Eso es fácil!, ¡Yo te ayudo! —Doma se lo tomó normal y decidió ir a ayudarla con eso.

Fueron a la casa de Nakime y allí se encontraron con el cuerpo, y a juzgar por las heridas, Nakime sí estaba molesta.

Doma observó el cadáver con detalle y se dio cuenta de que a pesar de todo, seguía fresco, sólo empezaba a ponerse un poco frío, pero aún no estaba tan tieso.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora