Capítulo 26

71 13 14
                                    

—A... Akaza —Doma se sorprendió al ver que Akaza lo sacó de aquel lugar, impidiendo su muerte—. ¿Qué...?

—No preguntes, sólo céntrate en regenerarte —Akaza corría lo más rápido que podía, alejándose de la mansión de Muzan y adentrándose en el bosque.

—Gracias —Doma no podía creer que Akaza le estaba salvando de Muzan, era loco, irónico y no tenía sentido, pero no pasaría mucho hasta que su jefe se diera cuenta de la traición de Akaza.

—¡No tienes que agradecerme!, ¡Te debo la vida, idiota!, ¡Ahora estamos a mano! —Y allí lo entendió, Akaza lo hacía porque él también lo hizo, y supuso que no quería cargar con el hecho de que él le había salvado y por eso le debía la vida.

El orgullo era una cosa seria, pero estaba conforme de que así fuera.

Llegaron a un poblado bastante alejado y Akaza lo dejó en el suelo de un callejón, no podía cargar con él por ahí y que la gente lo viera en ese estado.

—Tengo hambre —Y aunque Doma estaba débil, empezaba a hacérsele agua la boca al ver a las personas caminar por allí.

—Ya te traigo algo, pero no vayas a llamar la atención, lo último que quiero es que nos llegue un pilar —Akaza miró a los lados y vio una presa indicada, y con la mayor velocidad que podía tener, lo atrapó y se lo llevó a Doma, matándolo tan rápido que ni la misma víctima se dio cuenta.

En lo que Doma vio al muerto se le lanzó encima, devorándolo con desesperación, su regeneración estaba mejorando y ya empezaba a parecer una persona decente, no un cadáver viviente.

Akaza vigilaba que nadie los viera, no quería escándalos en ese momento.

—¡Quiero otro! —Doma terminó de comer bastante rápido y empezó a mirar a las personas con un hambre atroz.

—¡Contrólate!, ¡No quiero más problemas de los que tengo ahora!, ¡Compórtate como la luna que eres, idiota! —Akaza lo golpeó y lo agitó un poco, no podía permitir que Doma saliera corriendo como un salvaje y se comiera lo primero que viera.

—¡Pero es que necesito comer más...!

—¡Ya te busco más! —Akaza interrumpió sus lloriqueos dándole una cachetada y fue a buscarle más comida.

Le trajo como tres cadáveres más pero a pesar de que Doma se los comió completamente, seguía con hambre el desgraciado.

—¡Ah no!, ¡No me mires así!, ¡Ya comiste suficientes! —Pero Doma parecía que iba a llorar—. ¡Si quieres más, cázalos tú!

—Ok —Doma se levantó y cazó como a cinco personas más. Eso a Akaza lo dejó estupefacto.

Lo peor es que se lo comió todo como si nada, y para colmo seguía con hambre.

—Tú eres un monstruo, no me quedan dudas —Habló Akaza, mirándolo con terror—. Ese apetito tuyo no es ningún juego.

—Claro que no es un juego, Akaza —Doma se lamía las manos para quitarse la sangre que le quedaba y ahora lucía bastante mejor—. Hubieses visto mi apetito como humano, me comía como veinte platos, y creo que es poco, siempre tenía que cocinar bastante por eso.

—Pues... ahora que te veo mejor y miro al pasado, siento que he visto esos ojos tuyos en otra parte, se me hacen conocidos y no sé por qué —Doma frunció el ceño y Akaza se sentó en el piso, al igual que como estaba éste, para observarlo mejor—. Sí, creo que tiene sentido, eso fue en un festival que hubo en un pueblo, casualmente el que queda cerca de tu templo, pero fue hace muchos años, iba de curioso a robarme algunas cosas interesantes, había escuchado el rumor de una supuesta deidad pero lo tomé como una fantasía, hasta que cuando iba a quitarle unas cosas de oro a un ricachón de allí, un mocoso insolente se tropezó conmigo y perdí al sujeto, casi que mato al muchacho pero era un niño, no sé de cuantos años pero se veía grande, como de unos doce o trece, y un rasgo que me llamó la atención fue su cabello, recuerdo que lo llamé mierda dorada por eso —Akaza empezó a reírse al recordar eso pero Doma lo miraba con seriedad, eso se le hacía conocido—. Ahora que lo recuerdo mejor, el mocoso tenía los ojos de colores, eras tú, ¿Verdad?

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora