Capítulo 30

140 16 6
                                    

Los años habían pasado y un irritado Muzan finalmente llamó a Doma, exigiendo resultados.

El sujeto, todavía tercera creciente, llegó a su encuentro, sabiendo exactamente por qué su jefe le llamaba.

—Señor Muzan... —Habló, pero Muzan no lo dejó continuar, haciéndole un ademán para que se callara.

—Creo que yo fui claro contigo cuando esperaba que superaras a Akaza o de lo contrario te mataría, y todavía sigues estando por debajo de él, superaste tan rápido a la sexta, la quinta y la cuarta que pensé que Akaza no sería problema para ti, ¿Pero qué veo?, sólo juegas a tu ridículo juego de ser una deidad, ni siquiera buscas el lirio azul araña y ahora ni siquiera derrotas a Akaza, ¿Qué demonios te pasa? —Y al preguntarle eso, con la sola mirada lo hizo estallar por dentro, torturándolo con eso.

—Aunque lo intente..., Akaza es demasiado fuerte..., y siento... que todavía me falta para alcanzarlo —Pero eso sólo hizo molestar más a su jefe, que sin pensarlo, le había sacado la cabeza y lo estaba agarrando por el cabello.

—Te enfrentarás con Akaza y tendrás dos opciones, derrotarlo, o dejarte asesinar por él, pero vivo no saldrás de ese enfrentamiento a menos que resultes vencedor, así de sencillo te lo voy a poner, y no quiero quejas o excusas, ya esperé demasiado por esto —Doma sólo le sonrió y Muzan lanzó la cabeza de éste al lado de su cuerpo, el cual la agarró y se la colocó, regenerándose al instante—. Tienes hasta esta noche para lograr tu objetivo, sólo esta noche, y si no contactas a Akaza, te asesinaré al amanecer.

—Está bien, señor Muzan —El biwa sonó en la sala y Doma regresó a su templo, pensando seriamente en ello, sólo tenía esa noche y era derrotarlo o morir. No estaba seguro de lograr eso.

Y como si el destino así lo quisiera, Akaza apareció en su templo para venir a molestarlo.

—¿El jefe te mandó? —Le preguntó, sin mirarlo, fingiendo que arreglaba algunas cosas en su templo.

—No, ¿Tenía que hacerlo? —Pero Akaza no sabía nada, había venido por cuenta propia—. Yo sólo vine un rato a ver si me robaba algo de aquí—. Y al decir eso, Doma lo miró con aburrimiento.

—Y eres tan descarado que me lo dices en la cara, muchas gracias, Akaza —Habló Doma en un tono sarcástico—. Ni siquiera sé para qué necesitarías el dinero, porque no es para comprar comida, ¿O sólo es una mera maña tuya?

—Sólo quiero molestarte, en realidad ni siquiera lo necesito, aunque... puede que me compre algo con eso, tal vez alguna cosa interesante...

—¿Ropa?, ¿Una casa? —Preguntó Doma en un tono burlón, dando a entender que Akaza no tenía ninguna de las dos, éste lo miró feo—. Si quieres puedo regalarte unas ropas antiguas que tengo de cuando era más joven, porque las de ahorita capaz y ni te quedan, así por lo menos dejarías de andar de exhibicionista por allí.

—No gracias, no quiero tu ropa de payaso, y casa ya tengo, no necesito otra, por si no lo sabías —Akaza lo vio reír pero era raro, sentía que había algo raro con Doma en ese momento, por alguna extraña razón intentaba hacerlo molestar pero no sabía por qué—. ¿Qué te pasa?, estás raro.

—Si no te mato ahora el jefe me matará —Susurró para sí mismo con una mirada perdida en el espacio, Doma parecía un loco y podía notar que sus manos temblaban, pero no sabía la razón, aunque no era miedo, Doma se estaba resistiendo a las órdenes de Muzan por ese momento y éste intentaba controlarlo para que atacara a Akaza—. Lo siento, Akaza —Lo miró y le sonrió forzadamente. Akaza sintió que éste intentaría algo, y así fue, Doma sacó ambos abanicos y le lanzó un ataque que por poco y no esquiva.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora