Capítulo 13

121 18 2
                                    

Pasó el tiempo y los entrenamientos no cesaron ni un poco, sólo habían empeorado.

Lo único bueno era que Daki dominaba ya el shamisen a la perfección y había aprendido a decir poesías.

Gyutaro se había hecho más fuerte y había desarrollado mejores habilidades en combate, tanto así que ya lograba envenenar a Doma con sus hoces de sangre.

Ellos entrenaban después de las reuniones religiosas pero el único problema era que empezaban a destruir el bosque. Eso podía llamar la atención de la gente.

Gyutaro se había vuelto más rápido y aunque ahora podía lograr herir a Doma, éste seguía superándolo en fuerza.

Lo peor del caso era que Doma parecía disfrutar el hecho de ser envenenado a cada rato, y se estaba haciendo más resistente a ello.

—Te has vuelto más letal —Comentó Doma, sonriéndole mientras tenía una hemorragia por el veneno en su cuerpo, llegando a escupir sangre a veces—. Pero podrías ser mucho más fuerte, tu veneno no me hace la gran cosa, utiliza la fuerza también —Pero luego pensó en algo que pareció emocionarle—. ¡Ya sé!, ¡Intenta sacarme la cabeza!, ¡Si lo logras entonces sabré que estás listo!

—Si a duras penas te logro rozar con mis hoces, ¿Cómo carajos piensas que te cortaré la cabeza? —Pero eso a Gyutaro parecía preocuparle. A Doma no le importó.

—¿Quieres poder proteger a Daki en el distrito rojo?, si no puedes cortarme la cabeza entonces no puedes matar a un pilar, simple —Doma se burló un poco de éste y Gyutaro suspiró molesto, eso sería demasiado difícil.

Y considerando también la dureza de su piel, aunque intentara cortarle la cabeza de seguro no lograría ni hacerle algún rasguño en el cuello.

Y luego de varios intentos, Doma fue quien estuvo a punto de volarle la cabeza a él, pero detuvo su abanico a unos milímetros de su cuello.

—El entrenamiento acabó —Fue lo que dijo, para luego entrar al templo y buscar a Daki—. ¡Princesa! —Logró ver a lo lejos a Daki intentando esconderse de él—. ¡No te vas a ocultar, Daki!

—¡No quiero entrenar!, ¡Déjame descansar! —Exclamó la chica, ahora más grande y bastante molesta—. ¡No me gustan estos entrenamientos! —Pero igual de berrinchuda.

—El entrenamiento de hoy será sencillo —Habló, tranquilamente, cosa que a Daki le pareció sospechoso—. Tómatelo como un juego, sólo debes mejorar el caminar con esos tacones —Y al Daki escuchar eso sintió miedo—. Saldré corriendo por el bosque y debes atraparme, y si te quitas los tacones para hacer trampa, te cortaré ambos pies.

La sonrisa sádica que le dedicó al final la asustó bastante, ella no quería correr con esas cosas, a duras penas podía caminar con ellos, eso sin duda le daba miedo.

—¡Eso es imposible!, ¡Eres malo! —Exclamó Daki, queriendo golpearlo por ello, pero ella sabía que eso sólo le molestaría.

—Aprovecha que el entrenamiento con Gyutaro me dejó cansado, tienes ventaja, Daki —Pero ella negó con la cabeza—. Si no lo haces, te cortaré ambos pies de igual modo, pero de que vas a dominar esos tacones los vas a dominar.

—¡Eres demasiado cruel!, ¿¡Acaso te gustaría que te hicieran lo mismo!? —Intentó retarlo con eso para ver su reacción, notando que Doma dejó de sonreír, mostrándose bastante serio.

Eso sin duda la asustó.

—El dolor que recibes de los demás, todo el maldito sufrimiento que te traen, debes utilizarlo para hacerte fuerte y trasmitirlo a los demás para poder liberarte de eso, haz tu lo mismo cuando tengas la oportunidad, te darás cuenta del alivio que se siente —Daki se sorprendió al escuchar su extraña filosofía, sonaba un poco demente pero parecía tener cierto sentido, pero era demasiado raro—. Si tanto te molesta, desquítate conmigo.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora