—Documentos —comenzó a pedir el revisor tras Vlad.
Agradeció su suerte cuando entró en la habitación y se encontró a Dimitri y a Anya, que incluso parecían tranquilos y sin discutir.
—Es lo que odio de este gobierno. Todo es de color rojo —dijo mientras abría su propio visado azul para explicar el problema.
—¿Rojo? —exclamó Dimitri mientras se levantaba del asiento.
—Propongo que vayamos al furgón de carga enseguida. Pronto llegarán los guardias.
Vlad le había dado un repaso rápido a todas las opciones mientras volvía a la habitación y esa era la única que se le ocurría, al menos para librarse del revisor por el momento.
—Yo propongo abandonar este tren.
Dimitri había tomado el control de la situación una vez más y comenzó a bajar el equipaje sin perder tiempo. Tomaran la decisión que tomasen, tenían que largarse de esa habitación con sus cosas cuanto antes.
Se inclinó sobre el cuerpo de Anya, que dormía tan profundo que ni se había enterado de los ladridos de su maldito chucho, y la sacudió con suavidad para despertarla. Lo último que Dimitri esperaba era que la chica hiciera un movimiento brusco con la mano al levantarse y le pegara en toda la nariz. Soltó una exclamación y se llevó las manos a la cara mientras luchaba con las lágrimas que habían escapado por el repentino dolor.
—Oh, lo siento. Creí que eras otra persona... Ah, eres tú... Bueno, entonces da igual.
—Venga, tenemos que irnos.
Dimitri la cogió de la mano y la levantó. Anya, aún desubicada por el sueño, miró sus manos agarradas. No se esperaba que la cogiera así, con tanta confianza y suavidad.
—¿Adónde vamos?
—Creo que me has roto la nariz —le dijo mientras salían de la habitación, él con todas las maletas entre sus brazos.
Lo siguió y fuera se percató de que Vlad también corría por el pasillo. Se despejó al instante y se colocó bien el abrigo para que no le molestara al huir.
—Los hombres son unos bebés —murmuró cuando su mente aún dormida desentrañó la queja de Dimitri sobre su nariz.
Se cruzaron todo el tren hasta llegar al primer vagón, el de carga. Anya no entendía nada, pero decidió confiar en los dos hombres.
—Ah, sí, sí. Aquí estaremos bien —sentenció Dimitri.
Anya no estaba muy de acuerdo. Hacía un frío horrible, el traqueteo del tren era más intenso y ni siquiera había un sitio en el que sentarse.
—Se va a congelar aquí.
No pudo evitar que se le escapara una sonrisa al escuchar la preocupación de Vlad por ella.
—Se calentará en París.
Y no pudo evitar poner una mueca al escuchar a Dimitri.
—¿El furgón de carga? Por casualidad no pasará nada con nuestros papeles, ¿verdad, maestro? —le preguntó sarcástica.
Era la única explicación que se le había ocurrido mientras corrían en dirección contraria al revisor, que estaba a solo un par de habitaciones cuando huyeron de la suya.
—Claro que no, excelencia.
Dimitri se acercó hasta ella con su increíble sonrisa.
—Es solo que odio veros obligada a mezclaros con gentes tan comunes —continuó con esa voz melosa que comenzaba a odiar.
ESTÁS LEYENDO
Disney New Adult: Anastasia
Hayran KurguConocemos la historia de Anastasia y cómo nos la contó Disney, pero, ¿qué pensamientos tuvieron Anya y Dimitri? ¿Cómo fue su viaje? ¿En qué momento se enamoraron? Yo os contaré esa parte de la historia. Fanfic basado en: Anastasia Completa Los per...