Capítulo 3

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–Amatista, cariño.–Llamó Taehyung a su hija.–Es mejor que vayas a dormir.

–Es todavía muy temprano, papá.

–Es una orden.

–Vale...

La pequeña Amatista se levantó de la mesa y subió las escaleras para dirigirse a su habitación. Jasper poco después hizo lo mismo, lo que nos dejó solamente a Garnet, a Taehyung y a mí en la cocina.

–Bueno, contadme cómo os habéis conocido.–Dijo Taehyung echando un poco de vino en su copa.

–Estuvimos involucrados los dos en el mismo crimen, ¿a que sí, Amber?–Responde mi amigo mirándome.

–Así es.

–¿Qué pasó en ese crimen?–Siguió preguntando el mayor con el ceño fruncido.

–No sé si Amber está cómoda hablando de ello.

–¿Por qué?

–No te preocupes...–Disimulé con una sonrisa, lo que menos quería en ese momento es que un criminal tan grande como Kim Taehyung me viera como una persona débil.–El crimen consistía en un incendio.

–¿Un incendio, dices?

–Sí, pero ni Garnet ni yo teníamos nada que ver en él. Un día, yo caminaba por la calle de noche cuando, de golpe, un hombre intentó secuestrarme metiéndome en su coche. Por suerte, Garnet pasó en aquel momento por esa calle y corrió hacia mí para salvarme. En cambio, el secuestrador se enfadó y le prendió fuego a la casa que se encontraba a nuestro lado. Nosotros empezamos a gritar y él se dio a la fuga, dejándonos como culpables del incendio que provocó la muerte de una de las personas que vivían allí. La policía nos llevó a nosotros a prisión, pues el hombre se encargó de que todas las pruebas llevaran a la policía hacia nosotros.

–¿En serio?

–Sí, papá.–Respondió Garnet.–Nos metieron en la misma celda y ahí empezó nuestra amistad... Es una historia algo loca para contarles a nuestros futuros nietos, ¿no crees?

–Silencio.–Calló el mayor a su hijo levantando la mano con intenciones de que cerrara la boca y clavó su mirada seria en mí.–Amber, ¿cómo lucía aquel hombre?

–No lo recuerdo muy bien, han pasado ya cinco años.

–Cuéntame todo lo que recuerdes de su físico, por favor.

–Recuerdo que sus ojos eran marrones y su pelo era largo y oscuro, su boca no la pude ver porque llevaba puesta una mascarilla.

–¿Algo más?

–Era alto y muy fuerte, pero no, nada más... Es lo único que recuerdo.

Taehyung asientió con la cabeza y mordió su labio inferior pensativo, pero todavía sin dejar de mirarme. Comencé a ponerme nerviosa al ver que estaba escaneando mi cuerpo, mis expresiones faciales, mi lenguaje corporal... Todo.

–¿Papá?–Le llamó Garnet.–¿Pasa algo?

–No, cariño.–Respondió moviendo su mirada hacia su hijo.–Simplemente sentí curiosidad.

–Entiendo.

–Me alegra que al menos te hayas llevado una amiga tan buena como ella de una mala experiencia como lo es la cárcel, ¿sabes?

–Pienso lo mismo, sin Amber no sería nadie.

–¿Sois pareja?–Preguntó el mayor con una risa.

–¡Papá!

–¿He metido la pata?

–¡Solamente somos amigos!

–¿Seguro?

–Seguro.–Respondí con una sonrisa.–Garnet y yo somos como hermanos.

–¿Como hermanos?–Taehyung me miró de nuevo con una pequeña sonrisa.–Bueno, eso está muy bien...

–Qué desastre de familia...–Suspiró Garnet.

–Lo siento.–Rió.–Venga, id a dormir.

–¿En dónde va a dormir Amber?

–¡Vaya! Es cierto...–Volvió a clavar su mirada en mí.–¿Quieres dormir en mi habitación, pequeña? Yo dormiré en el sofá.

–¡No, no se preocupe! Yo dormiré en el sofá.

–Lo primero, no me trates como "usted". Lo segundo, no quiero que la nueva miembro de la familia tenga que dormir en un sofá.

–Lo siento y por lo del sofá no tengo problema.

–Bueno...–Terminó aceptando.–Pero tendrás tu propia habitación como todos aquí, ¿vale?

–No es necesario, de verdad.

–Lo es, quiero que te sientas como en casa.

–Muchas gracias.

–A ti.–Sonrió y me besó la cabeza.–Garnet, coge unas mantas y déjaselas en el sofá a Amber. Como me entere mañana de que no ha dormido bien, te pondré la pistola entre ceja y ceja.

El hombre rió y empezó a subir las escaleras despidiéndose con un "Buenas noches". Le respondimos con una sonrisa, pero ese comentario de la pistola me dejó con mal cuerpo, ¿realmente estaría bien en esa casa?

–Ignora lo de la pistola.–Me calmó Garnet.–Siempre nos asusta de broma con cosas así.

–Se le debe de dar bien.

–Solo un poco.

Garnet me dijo que me tumbara en el sofá y, después de hacerlo, arropó mi cuerpo con unas mantas. Una vez terminó de hacer esa acción, se despidió de mí con un abrazo hasta el día siguiente.

Seguía sin asimilar el hecho de que estaba en la casa de uno de los criminales más buscados de toda la ciudad, estaba en su sofá y podría hacerme daño en cualquier segundo. Por algún motivo, el cual desconozco, el miedo que sentía antes de conocerle se había ido, pero esa inquietud de que pudiera atacarme en el momento menos esperado me mantuvo despierta durante gran parte de la noche.

Así llegaron las cuatro y media de la mañana y yo seguía sin poder dormir, el miedo me lo impedía. De pronto, escuché cómo una de las puertas de arriba se abría con fuerza y unos pasos se hicieron presentes en medio del silencio de la noche. Era Taehyung, estaba bajando las escaleras apurado mientras hablaba con alguien por teléfono, parecía enfadado. En el momento en el que supe que iba a entrar en el salón, cerré los ojos con fuerza y fingí estar dormida.

–¿¡Estás de puta coña!?–Exclamó pasando por mi lado y acercándose a la puerta de la cocina a paso rápido–¿¡Cómo cojones quieres que me calme!? ¿¡Eres consciente de que si sabe esto va a intentar volar mi cabeza!?

Abrió la puerta de la cocina con fuerza y se sirvió otra copa de vino, es probable que en ese momento pensara que la bebida calmaría su cabreo, pero yo misma era consciente de que eso no sería así.

–¡Pues claro que es preciosa, joder!–Siguió hablando.–Mira... Por nada de este mundo dejes que él sepa de esto, como se te escape el más mínimo detalle te mataré con mis propias manos, ¿entiendes? No estoy de broma, sabes que nunca lo estuve.–Colgó la llamada y lanzó el móvil sobre la mesa de la cocina.–Hijo de puta...

Después de esto, sacó un pitillo y lo encendió, acto seguido, se apoyó sobre el borde de la mesa y empezó a fumar. Sentía su mirada sobre mí y me puse nerviosa, más que nada por el miedo de lo que me pudiera hacer si descubriera que escuché todo lo que había dicho.

Al cabo de unos minutos, apagó el pitillo y le dio los últimos tragos al vino. Se levantó de la mesa y se acercó a mí a paso lento.

–¿Amber?–Preguntó cruzándose de brazos.–¿Estás despierta?

Mierda.

–¿Mmhhhmm?

–Perdona.–Dijo riendo.–Duerme bien, pequeña.

Acarició mi cabeza con cuidado y subió las escaleras hacia su habitación y, una vez cerró su puerta, respiré finalmente.

Ojalá no hubiera escuchado nada, pues me sentía más confusa que nunca.

GLASS {JJK & KTH}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora