Capítulo 27

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Los cuatro chicos estaban mirándome con una sonrisa en la cara mientras yo intentaba romper las cuerdas que me habían atado.

–Es momento de presentarnos, ¿no crees?–Dijo el más bajito.

–Mi nombre es Heeseung.–Dijo el chico que apareció al cabo de unos minutos.

–Yo soy Jake.–Respondió el más bajito de ellos.

–Y yo soy Sunghoon.–Rio el más alto.

–Claro.–Respondí asqueada.–Sunghoon tenías que ser.

–¿Pasa algo?

–No, nada, simplemente mi karma que es muy comediante.

–Está loca, ignoradla.–Dijo Jay.

–Estás más guapa calladita.–Comentó Heeseung tapándome la boca con un pañuelo, bien apretado.

–Creo que me he puesto horny.–Dijo Jake.

Simplemente repugnante. Cada día que pasaba, detestaba más a los hombres. Traté de gritar todo lo que pude, pero era imposible que alguien pudiera escucharme. No sabía bien qué era lo que ellos querían de mí, pero al menos tenía claro que no debía fiarme.

–Ahora dinos.–Se agachó Heeseung hasta quedar cara a cara conmigo.–¿De dónde habéis sacado esos poderes tú y tu madre? ¿Dónde está todo el dinero de Jungkook? ¿En dónde se encuentra la casa de Taehyung?

–No creo que pueda responder si tiene la boca tapada.–Comentó Sunghoon.

–Ah.

–Pues hablaré yo.–Dijo Jay.–Amber, querida, cuando les pedí a los demás de ir a hablar con los enemigos, solamente pretendía traerte aquí. ¡Me has facilitado el plan! Pobre ingenua... Acostándote con el criminal más astuto y también con el criminal peligroso, pero no has aprendido nada de ninguno de ellos.

Mis ganas de gritarle y de escupirle en la cara eran increíblemente altas, no podía negarlo. Me sentía estúpida por haber caído de esa manera en su trampa, era una tonta.

Mientras todo esto ocurría, el criminal más peligroso del mundo se encontraba arrodillado en el suelo de la calle junto a la madre de su hijo.

–¿Estás bien?–Preguntó ella.

–No.–Respondió enfadado.–¡Acaba de irse ella sola por ahí! ¡Sabiendo que en cualquier momento algún enemigo podría hacerle daño!

–¿Es ella realmente Lee Agata?

–¡Sí, joder!

–Vaya, es igualita a su madre.

–Tengo que encontrarla.

–Acabas de ponerla en peligro tontamente, enhorabuena.–Dijo un hombre detrás suya.

–Tú otra vez...–Suspiró Jungkook dándose la vuelta al verle.–¿Cómo sabías que estaba aquí, Jimin?

–¿Olvidas que nosotros usamos más el cerebro que los musculitos o qué? No se nos escapa una.

–Muy bien.

–¿Sabes? Me alegra ver que tu impulsividad haya ido curándose poco a poco. Amber te ha ayudado mucho con ello y tú no te has dado ni cuenta, ¿cierto? No te preocupes, yo tampoco me habría dado cuenta si también fuera heterosexual.

–¿Te has liado con ella?–Preguntó Madison.

–Mads.–La llamó Jungkook.–Han pasado quince años, no entenderías muchas cosas.

–¡La has cuidado cuando ella era un bebé!

–¡No lo supe hasta hace poco!

–¿Estás tú seguro de ello?

–¡Mads! ¡La última vez que la había visto fue cuando ella tenía cuatro años! ¡Cuando la vi, ella estaba en cada de Taehyung y me decía que se llamaba Amber!

–Dice la verdad.–Se metió Jimin una vez más en la conversación.

–¿Y tú a qué has venido?

–A ayudar.

–¿Por qué?

–Porque lo más probable es que ahora mismo tu chica esté siendo secuestrada por algún idiota.

–¿¡Qué!?

–Podría ser eso o, sino, que haya ido a casa de Lucas sana y salva.

–A la mierda.–Respondió Jungkook quitándose la chaqueta.–Voy a buscarla.

–Jungkook.–Le llamó la chica.

–¿Qué pasa ahora?

–Ve con cuidado, ya hablaremos en otro momento.

Él no dijo nada más, simplemente siguió su camino. Jimin le regaló una sonrisa de consuelo a Madison y fue detrás de Jungkook.

–¡Espérame!–Gritó Jimin.

–No necesito tu ayuda.–Respondió el criminal.–No somos amigos.

–Ahora mismo tampoco somos enemigos, no sabrás en dónde está si no aceptas mi ayuda.

–Está bien.

–Un placer estar juntos después de tantos años.–Dijo el mayor acariciándole la espalda.

–No digas ese tipo de cosas si no quieres que vomite arcoiris.

Jimin simplemente rio ante el comentario del menor, le llenaba de felicidad estar junto a él de nuevo. Las viejas amistades como lo era esa jamás se oxidarían.

Por otro lado, yo seguía atada en el apartamento cutre de esos idiotas. Dejaron mi boca libre para que pudiera confesarles todo lo que ellos deseaban saber, pero ellos no sabían lo cabezona que yo podía llegar a ser.

–Venga, Amber.–Insistió Jay.–¡Solamente una pista!

–No.–Respondí.

–Si nos dices en dónde está la fortuna de Jungkook, te dejaremos libre.–Dijo Sunghoon tratando de convencerme con su sonrisilla.

–No me lo creo.

–Bueno, al menos tienes más luces de lo que pensaba.

–¿Qué tal has estado en Italia?

–Ah, he estado muy bien, muchas gracias por preguntar... ¡Oye! ¿¡Cómo sabes tú eso!?

–Una larga y tonta historia.

–No la recuerdo tan larga.–Añadió Jay.

–¿Le has dicho que estaba en Italia?–Preguntó el más alto.

–No, lo ha descubierto ella sola.

–¿Cómo es eso posible?

–¿¡Me podéis dejar libre, por favor!?–Grité con intenciones de que dejaran de hablar de ese tema y, también, con intenciones de que pudiera escapar.

–No.–Respondieron todos al unísono.

No me libraba de una y me metía en otra, estaba harta de tener que estar metida en ese estilo pésimo de vida. Decidí en ese momento que era una buena idea rendirme al fin, aceptar que ese era mi destino y que no podría escapar de él. Si tenía que morir ahí mismo, moriría. Si tenía que salir viva, entonces saldría viva. Era mi vida y debía dejar de preocuparme por tenerla bajo control a cada instante, era simplemente estúpido intentarlo. Es la propia vida la que nos guía hacia cada persona, hacia cada lugar y hacia cada situación para aprender algo. Si tuve que haber pasado por todo eso, era por un buen motivo e iba a dejar de luchar contra él y, finalmente, aceptarlo.

GLASS {JJK & KTH}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora