2.6

359 46 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba sentada en la cafetería del hospital a altas horas de la noche, realmente no le apetecía estar en aquel sillón incómodo que le estaba pasando cuenta a sus dolores de espalda, de nuevo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba sentada en la cafetería del hospital a altas horas de la noche, realmente no le apetecía estar en aquel sillón incómodo que le estaba pasando cuenta a sus dolores de espalda, de nuevo. Al menos ya no era por las constantes desveladas, o la mala postura mucho menos su pésima alimentación, a lo largo de esos meses casi año su vida había cambiado para bien en todos los aspectos.

Hasta ahora podía ver que había sido lo correcto volver, muchas cosas cambiaron desde que piso su tierra natal, no solo hablaba porque había ocupado el vacío de su partida si no también aquellas personas que apreciaba la acompañaron de nuevo en su travesía.

—Veo que sigues con tu mala costumbre—dejo de tallarse la cien cuando alguien se sentó en la silla de enfrente—Eso de tomar café, al igual que te desvelas por el trabajo, no te traerá nada bueno.

Sonrió de lado negando con la cabeza.

Cuan equivocado estaba, a pesar de que su actual novio la consentía y la acompañaba cada que podía en sus horas de comida, ahora era más consciente de su salud. Si ella no se encargaba de sí misma nadie más lo haría, no era por despreciar los esfuerzos del Señor Bong, pero si ella no estaba dispuesta hacerlo no tenía caso que otros cuidaran de ella, solo se convertiría en un ciclo malicioso.

—Hace mucho que no hago eso—relamió sus labios sin mirar al doctor que la veía confundido—Solo no puedo pegar el ojo por ciertos asuntos.

—Se que no hemos hablado en mucho tiempo, pero sigo estando para ti Dian—se inclino hacia delante admirando el perfil de la pelinegra—Fuiste, y eres parte importante en mi vida.

Se lo pensó por un buen rato, debatiendo en su mente si podía confiar algo tan importante a Hyuk incluso si tendría las agallas de pasar por su tío.

Sabía lo importante que era la aprobación del mayor todo el tiempo, siempre actuaba pensando en él, por lo que era un imposible que lo hiciera sin embargo no perdía nada intentándolo.

—Necesito un favor—susurro. Volteo a un lado luego hacia el otro comprobando que nadie podría escucharla—Sonará absurdo, pero es muy importante para mí.

Le contó acerca de lo que necesitaba con sumo detalle sin ocultarle nada, al principio se mantenía escuchándola desconcertado por todo lo que decía hasta que acabó empezando a reflexionar por su cuenta.

Aunque tratara de reflejar la calma que para nada sentía, sus nervios estaban en punta por lo importante que era en ese momento lo que dijera el doctor, tenía más contactos sin embargo no era tan confiables como él.

—Esta bien—suspiro negando levemente la cabeza, se rasco la nuca. Claramente incómodo—Veré que puedo hacer, no te hagas ilusiones.

—Ya deberías de saber—elevó su comisura hacia el lado derecho—Siempre espero lo inesperado.

Se fue apurado debido a una emergencia que ameritaba su presencia, regresó a su habitación después de unos minutos al sentir que su habían bajado la temperatura del aire acondicionado resintiéndolo en su espalda.

Cuando abrió la puerta pudo ver a su mejor amigo pretendiendo dormir, lo denotaba por como sus pestañas se movían ligeramente. Sonrió de lado dejando sus cosas en el sillón para sentarse en la cama, lo despeino ligeramente, se movió su respingada nariz hacía arriba.

—¿No puedes dormir?—susurro, a lo que este entreabrió sus ojos—Tranquilo, pronto las cosas estarán mejor.

Si era una persona sumamente dormilona, sin embargo cuando algo le preocupaba o una idea se asomaba por su mente solía tener problemas conciliando el sueño.

—Siempre estás segura de ello—está le sonrió ligeramente, volvió a peinar su cabello siendo una vista agradable para el chico que la admiraba—Y confío plenamente en tu palabra, siempre salen las cosas bien.

—Me alegra que pueda transmitirte esa confianza—dijo dejando de sacudirle el cabello—Vuelve a descansar.

Iba a pararse para dormir en el sillón, sin embargo fue detenida por el agarre en su muñeca, volteo a verlo.

—¿Podrías dormir conmigo?—sus ojos brillaron como los de un niño pequeño, al igual que su boca formaba un puchero.

—No quiero aplastarte—el pelinegro hizo caso omiso a sus palabras haciéndole campo en la cama de hospital, suplicándole con la mirada, suspiro resignada—Esta bien.

Se acomodó de forma en que su cuerpo estaba más hacía arriba traspasando un poco la cabeza de su amigo, para no llegar a incomodarlo al igual que estaba al ras de la orilla y de lado para aprovechar el espacio.

Duraron un buen tiempo en silencio, cosa que ayudo a la matriarca en ceder ante los encantos de Morfeo entrecerrando los ojos hasta qué cumplió su capricho.

—Me trae recuerdos—susurro acomodándose viendo hacía el techo iluminado por la pequeña lampara, no se había dado cuenta que se encontraba adormilada—De cuando me metía en peleas con mi Madre incluso de mi hermana. Solías abrazarme hasta que me quedaba dormido susurrándome cosas que me tranquilizaban, siempre has estado para mi pero yo no para ti ¿Verdad?

Volteo a ver como su respiración se profundizaba y sus facciones se relajaban, no había escuchado ni una palabra al menos esta vez no había aguantado el sueño para escucharlo como solía hacerlo, mucho menos a que se durmiera primero.

Siempre había cuidado de él, desde el principio porque a pesar de que no padecía de un trastorno como Lei de niño y a pesar de las circunstancias Jing estuvo allí a su lado. El, Si Daoming tenía problemas de carácter incluso el relacionarse con los demás era todo un desafío para él, por su gran boca y su alto temperamento que solía meterlo en problemas, pero Dian era quién le tenía más paciencia, no lo juzgaba por ser como era, mucho menos hacía todo lo posible por cambiarlo como otras personas.

Lo aceptaba tal cuál era

Y para él era una de las razones por las cuales se había dado cuenta de los sentimientos escondidos que había tenido desde el momento que la había visto, pensaba que solo sentía aprecio y una enorme hermandad hacía su amiga pero gracias a las palabras del Señor Perfecto que lo sacudieron, después de todo Dian siempre había sido su persona.

DIANTHE (SEGUNDO ACTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora