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Se sentía sumida en la oscuridad, en los gritos que una y otra vez resonaban en su mente, debía de ser una mentira, una pesadilla horrible de la que no podía escapar

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Se sentía sumida en la oscuridad, en los gritos que una y otra vez resonaban en su mente, debía de ser una mentira, una pesadilla horrible de la que no podía escapar.

El eco de otras voces se oían de fondo al igual que el palpitar de su corazón ¿Como podía haber sido tan ilusa y tonta?

"Dian, por favor, abre la puerta"

Reaccionó escuchando esa voz tal delicada para ella, no sonaba como un eco más. Tenía la vista borrosa, por lo que cuando dirigió su mirada al palo atrancado en la puerta, sólo pudo hacer un oído sordo con su cabeza estrellándose ligeramente.

"Soy Mei, por favor preciosa, abre la puerta"

El eco de las otras voces comenzó a dispersarse después de un rato, como pudo quito los muebles y desantranco la puerta al igual que el seguro, entrecerro los ojos en cuanto abrió la puerta, dejando ver a su amado preocupado, sin más que decir este la abrazo hundiendo su cabeza en hueco del cuello, inundóse de aquel olor que tanto le encantaba.

Acariciaba su cabellera, daba besos cortos en su frente dándole la tranquilidad que necesitaba aunque su corazón era todo lo contrario, duraron un buen rato así hasta que el Señor Bong le sobo la espalda, se separó un poco de Mei viendo a su cuidador.

—Mi princesa ¿Que fue lo que sucedió?—se atrevió a preguntar el mayor con tanta delicadeza, temiendo en cualquier momento se rompería.

Recordó lo que había sucedido unos momentos antes frunciendo ceño, advirtiendo con el labio tembloroso el inevitable llanto en el que volvía a colapsar, haciendo que sus dos soportes la reconfortaran. Empezó a ver borroso, sin embargo cuando empezó a perder el equilibrio y escuchar ese sonido tan familiar para ella sabía qué no despertaría en un tiempo.

—¡Dian! ¡DIAN!—gritaba Meizuo ya en el suelo sacudiendo el cuerpo de su amada.

El Señor Bong empezó a tomarle el pulso dándose cuenta que cada vez se hacía más débil, gritándole al personal por ayuda, sin previo aviso llego una visita no tan grata para el F4 pero que fue un alivio al ser un experto.

—¡Ambos suban sus piernas!—gritó el doctor, cosa que hicieron caso. Tomaba el pulso de la pelinegra en su cuello dándose cuenta de la palidez y el repentino cambió de su pulso—Esto no está bien, tenemos que ir al hospital.

Casi a la velocidad del rayo la cargaron hasta llevarla al establecimiento, en donde a pesar de los gritos y forcejeos, los guardias no los dejaron pasar a comparación del conocido Doctor Baek, que había llamado antes a emergencias para tener todo listo, sabía perfectamente el diagnóstico por lo que al ingresar al quirofano todo fue demasiado rápido. Sin siquiera darle tiempo a los encargados de la muchacha para decidir sobre su futuro, porque era considerada como una urgencia mortal.

Mientras, en la sala de espera había un silencio sepulcral, todos sin excepción estaban sumidos en sus pensamientos hasta que un señor que ya había pasado sus buenos años grito el nombre de la pelinegra.

—He sido su tutor desde que era una niña—se acercó al doctor que solo asintió con la cabeza, suspiró encontrando las palabras.

—Tuvimos que hacerle una cirugía de revascularización miocárdiaca (CRM) de emergencia—dijo sin remordimiento.

—¿Que-é esta diciendo doctor?—el señor no pudo evitar elevar la voz haciendo que se acercará el grupo de amigos—Por favor no me asuste con...

—Ella esta recuperándose, sin embargo su situación es delicada—lo interrumpió calmando la ansiedad del Señor Bong que respiró aliviado, se temía lo peor por la seriedad del doctor—Podrán verla hasta que se estabilice, por el bien de la joven Dian.

—¿Qué es lo que tiene?—dijo disparatado Ximen, al ver que los demás no habían reaccionado.

—Necesitamos hacerle las debidas pruebas para confirmar nuestro diagnóstico—suspiro el doctor, lucía muy agobiado—Pero para eso necesito que me acompañe para autorizarlas.

—S-i lo acompaño—hizo un ademán para indicarle al doctor que lo seguía, sin embargo frenó en seco en cuanto el F4 lo estaba siguiendo—Deben de ir a sus respectivos hogares jóvenes, no hay nada más que hacer aquí.

—¡Pero Señor Bong noso...!—la mano de Lei le tapo la boca al más alto haciendo que todos refunfuñaran.

—Sé que la Señorita Xan preferiría que fueran a descansar—respondió el Señor Bong después de respirar profundo para calmar sus nervios—En especial usted Joven Feng, los mantendre informados.

El mencionado asintió con la cabeza perdido en sus pensamientos. Los cuatro hicieron una leve reverencia dejando ir al Señor Bong a prisa del doctor que lo había estado esperando unos pasos más adelante.

Ximen fue el primero en moverse dandose cuenta de lo preocupados se encontraban sus amigos, le dio unas palmadas en la espalda a Meizuo que seguía en su ensoñación. En cambio Lei atino a jalar a Si de mala gana, siendo el último de ellos el amante de la matriarca que vio por última vez donde había ingresado en una camilla antes de caminar unos pasos atrás de sus amigos que lo esperaban.

Decidieron parar en la casa de Lei por un momento, auqnue el silencio era lo que abundaba en el ambiente, como sí en cualquier instante algún sonido que era esperado por los amigos retumbaría en la habitación.

—¿A que se refería el Señor Bong?—habló Si después de darle tantas vueltas a un asunto que resonaba en su cabeza, captando la atención de los presentes que se sobresaltaron ante su voz.

—Sé más especifico—respondió Lei tranquilo leyendo uno de sus libros, estaba en el sillón de enfrente de Ximen que lo miraba nervioso—El Señor Bong nos dijo muchas cosas.

El pelinegro frunció el ceño sin cambiar su posición, sus brazos estaban apoyados en sus piernas juntando sus manos entre sí, casi como cuando jugaban al bridge. 

—Han estado comportandose muy extraño, todos sin excepción—reclamó molesto por la paciencia de Lei qué solo lo miro cansado—¿Por qué todo lo que tiene que ver con Dian esta ligado a él?—apuntó a su amigo que estaba frente suyo, haciendo que suspirará—¡No le encuentro ningún sentido porque ahora es tan importante su presencia!

—Si todos estamos preocupados, no creo que sea el momento adecuado para alterarse—trató de calmar Ximen al más alto que se había parado abruptamente.

—¡Solo quiero saber lo que esta sucediendo!—tenía hechas la manos puños conteniendo todo lo que quería hacer—¡Siempre me toman como un tonto!

—No sabes como me encantaría decírtelo—dijo calmado Meizuo en su lugar—Pero a comparación de ti, yo sí la respeto.

—¿Que quieres decir con eso?—se acercó altanero, sin embargo no lo asustó.

El castaño de lentes iba a interrumpir sin embargo al levantarse Lei lo jalo de nuevo a su asiento, haciéndole entender con una seña que guardará silencio.

—Que por un momento deberías dejar de pensar en ti—se paro escondiendo las manos en los bolsillos del pantalón—Créeme, Dian no ha sido la única que ha sufrido por tu egoísmo.

El de más alta estatura relajo sus facciones, se volvió a sentar quedándose callado y sumiendose en las palabras de su amigo.

Ambos castaños se voltearon a ver, uno con asombro y el otro volvió a su lectura satisfecho.

DIANTHE (SEGUNDO ACTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora