Capítulo: 3

86 3 0
                                    

– ¡Lina Anderson! ¿Por qué tardas tanto? - gritó Fernanda.

– ¡Ya voy! - respondí. - Casi termino. Esta ropa es demasiado para mí, pero nada pierdo con intentarlo.

Salgo del cuarto para mostrarle a Fernanda mi muy corto vestido y mis no muy cómodos tacones. Espero que esto valga la pena.

– ¿Y qué tal? ¿Te gusta? - Fernanda me mira como si estuviera loca, lo cual me asusta. ¿Me veo tan mal?

– Dios mío... Estás preciosa, necesito hacerte mi novia. ¡Qué trasero se te ve con ese vestido! Parece que fue hecho para ti, me encanta - Fernanda es tan dramática, está exagerando las cosas.

– Gracias, amiga, pero no es para tanto. De todos modos, ya nos podemos ir. Primero necesito pasar a buscar mi identificación. ¿Me acompañas a casa? - busco mi bolsa, me miro al espejo y me doy un retoque más.

– Vamos, será estupendo. Lo presiento, tomaré hasta olvidar mi nombre - es una loca, no la dejaré tomar tanto.

– A veces me asustas. No dejaré que tomes como alcohólica, y mucho menos si es la regla de tus padres para que sigan pagando tu universidad - pone los ojos en blanco y me mira mal.

– ¿Ya terminaste? Tomaré, Lina, y tú también lo harás. Mis padres no tienen que enterarse, así que vamos.

No digo nada más, es tan terca que me estresa. Fer busca su auto y subimos. Me preocupa despertar a mi madre, pero bueno, ya es hora.

Fernanda habló todo el camino sobre que quiere terminar con Álex porque se aburrió de él, y otras cosas más. No sé cómo consigue hacer esto tan fácil, yo apenas puedo con Julián.

– Y Larry es un... - ¿quién es ese?

– ¿Quién es Larry? - me mira y no contesta - Que me digas quién es Larry... Fernanda - repito más autoritaria.

– Es el imbécil rico que casi me atropella hoy, nada del otro mundo - al menos Fer sabe el nombre de su casi asesino.

– ¿Por qué lo nombraste? ¿Por eso demoraste hoy? - aprieta el volante y también se muerde el labio, eso significa que él le atrajo sexualmente.

– Es una larga historia, pero en resumidas palabras me peleé con él, nos insultamos y me dijo zorra porque le reclamé que me miraba mucho - es un imbécil. ¿Y Fer se dejó decir todo eso? No lo creo.

– ¿Por qué no llamaste a la policía? - vuelve a quedar en silencio durante unos minutos.

– Porque en general no me dijo zorra, solamente me confundió con una prostituta, y dijo que le gustaba, que cuánto por mis servicios - hasta yo me hubiera enojado con ese patán, es casi lo mismo que me dijo aquel hombre.

– Aun así, en pocas palabras te dijo eso. Yo hubiera ido a la policía - me mira con cara de pocos amigos y sé que me dirá.

– Lina… él me gustó tanto que, joder, me dan ganas de llorar. Hubiera follado con él, pero algo lo impidió, quería besarlo y... - dios mío, pensé que diría que tenía miedo.

– Y... En serio, me siento muy identificada contigo. Lo importante es que no lo verás más - se queda en silencio hasta volver a tener valor de hablar.

– Para decir la verdad, vamos al bar donde estará él, solo...

– ¿Me estás diciendo que vamos o vas vestida de esta manera para follártelo?

– No, no. Su guardaespaldas dijo el nombre y yo escuché. Solamente es para vengarme, será corto, lo prometo - estoy a punto de regañarla, pero Fer se queda pálida.

Sometidas Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora