Capitulo: 22

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Lina

He pasado toda la noche pensado una palabra que defina todo lo sucedido o lo que siento. En efecto lo que en este momento está al mando de eso es la palabra desconcertada.

Como es que Edward termino cenando conmigo y Edgar, o como es que Fernanda termino cenando con Isabela y peor aún terminamos enredadas en una clase de venganza la cual desconozco.

Definitivamente, estoy nerviosa, Isabela corre peligro, pero Fer también y no han dejado que disfrutemos al máximo nuestra alegría de por fin graduarnos.

Se me olvido por completo mencionar que podemos llevar tres invitados, a hora que está pasando todo este asunto quisiera llevar a Isabela es una persona encantadora y por supuesto estoy intentando salir con su hermano, ¿por qué no llevarla?

Me quede sin madre, sin padre, sin pareja. Antes podría decir que estoy sola, pero en realidad mi familia a hora son tres personas que conozco hace tres meses y Fernanda la cual ha estado para mí desde que tengo memoria.

Me gustaría que estuviera conmigo y es en dos días, por fin.

Me asomé un poco a la ventana de la habitación, la vista deja ver una calle oscura, sola y susurradora un hombre con sudadera negra paso lentamente al frente mirando unos segundos y tiene gafas oscuras ¿a las once de la noche?

Su mirada conectó con la mía y mi cuerpo sintió escalofríos y un frío intenso, cerré la cortina con el corazón a mil y respiré hondo, deben ser cosas mías por todo el drama de hoy.

Mi celular empezó a timbrar, y mi cuerpo se tensó ¿por qué me siento en una película de terror? Lo agarre con miedo y sonreí a la vez definitivamente debo dejar de ver películas es Edward.

¿Espera que? ¡Edward! ¿Le respondo? No, no lo haré le dije que no creía más sus mentiras e imposible olvidar su supuesto romance con la abogada esa.

Siguió sonando y mi corazón se hinchó de emoción, a quien le miento muero por saber de él por besarlo, por tocarlo... A demás una llamada no significa nada.

Llamada

– ¿Aló? - dije brusca y cansada, pero en realidad siento todo menos eso.

— Muñeca... Pensé que no me cogerías el teléfono.

– Estuve a punto de no hacerlo, pero me acordé que corremos peligro y bueno... Ese no es el punto ¿qué necesitas?

— Lina Anderson me vuelves loco moría intensamente por quedarme contigo esta noche - como le explico al mundo lo que siento cada vez que Edward me dice cosas tan magníficas mi corazón se hincha de emoción, como le explico que me tiene en sus manos qué si quiere me puede destruir en mil pedazos.

Pero en estos momentos mi mejor opción es no demostrarle interés, los hombres se aprovechan de eso, Julián es una clara demostración, y aunque la comparación se queda corta definitivamente los dos siguen siendo hombres.

– Tú estás loco por todas, n... No te creo.

— Ya te expliqué que era necesario mentir y decir que tenía una relación con ella, en serio eres la única persona con la cual quiero compartir este punto de mi vida.

– Digamos que es cierto eso, igualmente no me debes ninguna explicación no somos nada - rio fuerte y mi mente lo retrato como si estuviera viéndolo en este momento.

— Se te olvido que Edgar piensa que somos pareja y no por mí... - ¡Dios! En el restaurante Edward me armo una escena algo melosa y todos se nos quedaron viendo, después reclamo constantemente porque estaba con otro hombre y tuve que cuidar mi imagen dejando claro que Edward y yo éramos novios.

Sometidas Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora