Capítulo: 28

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Subimos al auto y condujo hasta mi casa, lo que era mi hogar, donde viví momentos maravillosos con personas maravillosas.

— El apartamento de Fer ya está en arreglo y esta semana lo terminan- qué bien a Fernanda le encantará la noticia.

– Genial, Edward, ¿tú crees que si le caí bien a tus padres? - coloco su mano en mi pierna y sonrió una sonrisa encantadora, esa qué me hace querer besarlo, tocarlo y estar siempre a su lado.

— Créeme que les encantaste, a hora mi padre no sabe que Fernanda es tu mejor amiga, y por lo que oí adora a Fernanda.

– Eso significa que Fer estuvo ayer allá, y si eso me alivia un montón no me imagino si no soportarán alguna de las dos- ese Larry tendrá qué comprar rodilleras para recuperarla.

Mire por la ventana y ya llegamos, me doy cuenta lo poco lejos que está de casa de mis suegros, está intacta con los jardines descuidados, pero nada fuera de lo normal.

— ¿Lista? - mi corazón está sentido, pero listo para volver.

– Sí, gracias por todo, eres el mejor.

— ¿Solo el mejor? - coloco cara de perrito triste y no puede ser más chistosa y ridícula esta situación, pero no deja de ser perfecta.

– Eres el único, el hombre más maravilloso de este mundo, y de mi mundo - sonrió satisfecho y bajo del auto corriendo a abrir mi puerta.

Nunca me habían hecho sentir tan frágil, tan mujer. Sonríe aceptando su mano para salir.

Y me agarro de la cintura para entrar a la casa.

– Qué caballeroso señor Scott - se inclinó depositando un beso en mi mano.

— Entremos, señorita Walker. Asentí y entramos a la casa, está sola, llena de polvo y oscura, la ventilación es horrible. Sentí nostalgia, culpa, decepción por verla en este estado.

— Es bellísima, y muy grande, me imagino que tienes muchos recuerdos, ¿por qué te fuiste de aquí? ¿Y tu madre? Me ahogué con mi propia saliva y tosí como loca, Edward comenzó a darme palmadas para recuperar la compostura y sentí que me iba a desmayar.

Porque esa pregunta, de todas las que me pude hacer porque esa Edward.

No estoy lista para decirle por qué me fui, meda vergüenza que piense que es una estupidez, o cambie su forma de verme.

– Mi madre era descuidada y bueno, decidí independizarme ya era hora, ¿no crees? - me agarro de la cintura pagándome en su pecho y me beso, sentí mariposas, sentí miedo.

¿Por qué? Se supone que estoy haciendo las cosas bien, confío en él, sé que no es Julián y él jamás me engañaría, ¿pero entonces que pasa?

– ¿Estás bien muñeca? - me solté de él y suspiré sonriendo.

– Perfecta amor mío, ¿vamos arriba sí? - asintió y subió, tengo que dejar la estupidez.

— Deberías invitar a tu madre a cenar, así la conozco, al final es mi suegra y tu única familia - si sigue con este tema me voy a vomitar, pero tiene razón siempre la tiene.

Sometidas Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora