Capitulo:32

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Llegamos a mi casa, y las luces están encendidas de seguro Fernanda, ya llego.

— ¿Alguien está contigo? - asentí quitándome el cinturón y arreglando mi vestido.

– Fer, no me digas que ya te olvidaste de mi querida amiga - renegó varias veces riendo.

— Ni de chiste, como podría cuando la palabra que más nombra Larry en el día es su nombre, muñeca me tiene cansado, solo sabe hablar de Fernanda, pero no era el caso, lo que pasa es que juraba que vivía en su apartamento.

Salte internamente, claro a Edward nada más le mostré una cara concentrada, pero Fernanda se pondrá feliz al enterarse qué Larry no deja de pensarla, me conviene mucho esto de que Edward y Larry sean hermanos, ¿por qué no lo pensé antes? Podemos conseguir información mutuamente.

– Claro, que entiendo, decidimos vivir juntas para hacernos compañía y sobre todo cuidar nuestras espaldas, ya sabes mientras Vicent siga libre tu hermana Fer y yo corremos peligro - sobre eso todo el tiempo sentí que me vigilaban, en realidad siento que estoy siendo observada.

Pero no, deben ser suposiciones mías, estoy algo paranoica.

— Por supuesto, lo tengo más que claro, ¿entramos a la casa? - has verdad no me había caído en cuenta.

– Por supuesto, Fer debe tener la cena lista.

Sonrió y bajo abrirme la puerta, estoy atontada de cada acto de caballerosidad de este hombre.

Seguimos juntos y efectivamente Fer tiene la cena lista, pero no está sola… Larry está con ella y eso es precisamente algo que no esperaba.

– Buenas noches - los dos voltearon a verme y Fer salto abrazarme – Veo que estás muy bien acompañada.

Me miro reprochando y no pude evitar reírme.

— Buenas noches, Lina, hermano, no es lo que parece acá Fernanda y yo estamos hablando estrictamente de trabajo - Edward rio tan fuerte, nunca había presenciado por parte de él una carcajada de tan alto timbre y es la mejor sonrisa que he podido escuchar.

— Larry, Larry, seguramente tú hablas de trabajo, y te preocupas por la empresa - Fer carraspeo disimuladamente o eso creyó ella y señaló la mesa.

– Bueno, no importa, se enfría la cena, ¿les importa pasar? - agarre del brazo a Edward y lo escolte.

– Fernanda, esto huele exquisito, en verdad muero por probar esta maravilla - sonrió orgullosa y eso me hace sentir bien, sé que odia cocinar y hoy lo hizo.

– Me alegro porque lo hice con mucho cariño para celebrar que nos fue de maravilla - Edward arqueo la ceja mirando a ambos y tomando asiento.

Todos lo hicieron y antes de comer parece que hablaran de negocios.

— Hermano, es muy satisfactorio para mí anunciarte que los italianos están fuera de nuestras acciones y que las ha comprado Fernanda, antes que digas algo esas acciones las manejaré yo para evitar problemas, ella solo nos hizo el favor - no puedo creerlo, eso esa es muy buena noticia.

– Antes que digan algo ustedes dos, Larry y yo hicimos lo posible por llegar a un acuerdo favorable para las dos partes, pero no todo es tan fácil y tenemos un inconveniente - Edward se tensó y empezó a mover sus manos en círculos debajo de la mesa.

— ¿Qué paso cuñada? - Fer respiro un poco antes de responder y me sonrió.

– Bueno, no sé si Lin este de acuerdo o tú, pero el señor Brigadier, quien es el que tenía las acciones, ha solicitado que todo sea preferiblemente presencial, y ha colocado como requisito ir a Italia hablar con él, y quiere que seamos los tres.

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