Capítulo 32. Ana y Roberto.

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—Que nervios tengo.

—Porque mi vida.

—Bueno porque al fin voy a conocer a tus papas.

—Desde que supieron que estas embarazada han estado deseando conocerte es solo que como estaban de viaja no había podido ser posible.

—Me dijiste que él es abogado y ella maestra de inglés ¿verdad?

—Sí y realmente cuando me dijeron que se iban de viaje no lo podía creer porque ellos son adictos al trabajo.

—Ya veo porque tú eres así Ray.

—Pero que conste que he  reducido las horas que voy a la oficina, quiero estar contigo mi amor  y disfrutar de esta nueva etapa y de nuestras vidas juntos, le pedí a mamá —dijo refiriéndose a Nancy— Que nos acompañara mañana a la casa de mi padre. Estoy seguro que se llevara bien con Ana, mi madre. Estoy seguro que ambas se van a llevar bien además de que querrán ayudarte con los preparativos de la boda. Aunque que Lily es una organizadora muy buena.

—Claro que lo es pero tu mamá y la mía también pueden darnos ideas.

Pasaron por Nancy a su casa y después fueron a con Ana y Roberto. 

Cuando entraron a la casa Ana fue a abrazar a su hijo y Roberto hizo lo mismo.

—Hijo cómo es posible que hayas estado a punto de morir y nosotros ni enterados. Dijo Roberto.

—Bueno si hubieran tenido el celular encendido.

—Lo siento tanto hijo, hemos sido unos padre terribles. Dijo Ana.

—Claro que no mamá. Por cierto quien les dijo.

—Leonel.

—Bueno pero ya no importa como podrán ver  estoy perfectamente bien. Pero bueno quiero presentarles a mi prometida Mariela. Ella fue hacia  donde estaban ellos y les dio la mano. —Y ella es Nancy, la mamá de Mariela. Nancy también fue a saludarlos.

—Es un placer conocerlas a ambas, Mariela estoy tan feliz de que voy a ser abuela. Hace mucho que no veía a mi hijo tan feliz.

—Entonces he de estar haciendo algo bien.

Ana río.

—Pero porque no pasamos a la sala. Dijo Ana y todos la siguieron.

Ray y Mariela se sentaron en un sillón y Nancy, Ana y Roberto en otro.

—Tiene una casa muy bonita señora.

—Llámame Ana.

—Está bien Ana.

Cuando Ana fue a la cocina para ver que la comida estuviera lista Ray le susurró al oído a Mariela —Le caíste bien. Mariela sonrió.

—Por favor síganme al comedor, la comida esta lista.

—Mamá hace unos días fuimos con la doctora de Mariela, le practico un ultrasonido y ya sabemos que vas a tener una nieta.

—Eso es maravilloso. ¿Ya tienen pensado en el nombre que le pondrán?

—Se llamara Ágata.

—Es un bonito nombre.

—Te has enterado ya de que Dante viene con su esposa e hijos.

—Si papá pero cuando será eso.

—Aproximadamente en dos semanas y viene para quedarse por una buena temporada.

—Eso es bueno.

—Nancy ¿quieres un vaso de vino?

—Por supuesto Ana.

—Nosotras podríamos ayudar a Mariela a organizar la boda.

—Te lo dije. Le dijo Ray en el oído a Mariela y ella río. —Bueno mamá ambas tendrán que ponerse de acuerdo e ir con Lily.

— ¿Quién es Lily? Pregunto Ana.

—Es nuestra organizadora de bodas y realmente nos está ayudando mucho pero cuando quieran la llevo a que la conozcan, ella está abierta a cualquier idea y sé qué hará hasta lo imposible porque nuestra boda sea perfecta. Dijo Mariela.

—Ya quiero conocer a Lily. Dijo Ana.

***

—Me cayó muy bien tu mamá.

—Viste lo feliz que se puso de saber que tendrá una nieta.

—Sí. Parece que fuera atener su primera nieta aunque es la segunda.

—Lo que pasa es que mi hermano Dante y su esposa no estuvieron cerca de ellos cuando ella estaba embarazada así que no pudieron disfrutar con ella su embarazo.

—Pero ¿ellas se llevan bien?

—Claro que sí y ya verás que te van a caer muy bien cómo te comente hace un tiempo los pequeños Clinton y Olivia son un amor.

—Crees que yo les agrade.

—Por supuesto. Ellos te van a amar así como te amo yo.

—Sabes, creo que voy a ser una tía consentidora.

—Y una madre consentidora también. Dijo acariciándole el vientre.

—Te dije que te ves hermosa hoy.

—Todos los días me dices eso.

—Porque todos los días lo estás.

 Mariela sonrió y le dio un beso.

—Creo que será mejor que duerma ya que mañana me espera un día pesado en la oficina.

—Que descanses cariño.

—Tú también amor.

Citas con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora