Capítulo 36. ¿Quién es ella? La intrusa.

8.3K 468 0
                                    

—Amor hoy te quiero llevar a comer a un restaurante que abrieron.

—Por mí encantada cielo, me encanta cuando me llamas amor.

—Y a mí me encanta cuando me besas. Media hora más tarde llegaron a La Espadaña.

—Ray. Dijo una mujer acercándose a la mesa.

—Hola, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi. Que cambiada estas. Dijo Ray a la chica y después se dirigió a Mariela —Amor, ella es Esmeralda.

—Mucho gusto. Dijo Mariela.

—Igualmente. Dijo Esmeralda sin prestarle mucha atención.

— ¿Quieres sentarte Esmeralda?

—Solo si no es molestia.

—Por supuesto que no. Dijo Ray.         —Pero que ha sido de ti.

—No mucho. Cuanto me alegro de verte creo que estos años te has puesto más guapo.

Esmeralda tocó el brazo de Ray.

<<La muy descarada se muestra con tanta confianza, tengo que saber quién es esta intrusa, ¿porque siento que su nombre me suena de algo?>>. Mariela sentía que quería explotar pero se contuvo todo lo que pudo y permaneció cayada poniendo especial interés en aquella zorra.

Más tarde...

— Mariela ¿qué te pasa? ¿Estás bien?

—Si Ray.

—¿Estás enojada?

—Bueno creo que si yo viera a uno de mis amigos y platicara con él y te ignorara también lo estarías.

—Pero no te ignore Mariela.

—Bueno pues así me sentí.

Cuando llegaron a la casa Mariela no espero a que Ray le abriera la puerta del coche ya que bajo rápidamente pero él la alcanzo en la puerta de la casa.

—Mi vida no quiero que estés enojada conmigo.

—Bien.

—Mariela por favor perdóname lo que paso es que...

—Nada Ray vete a trabajar.

—Pero...

— ¿Qué quieres para la cena?

— ¿Cómo?

—Que, que quieres para la cena.

—Que no estés enojada conmigo.

— ¿Quién era ella?

—Una ex novia.

— ¿Quién?

—Con la que me iba a casar.

Mariela entro en la casa y dejo su abrigo en el sillón.

—Cualquiera diría que fueran muy amigos.

—Hace años que no hablaba con ella.

—Parecía como si no te hubiera lastimado nunca.

—Mariela recuerdas que te dije que me había pedido perdón y yo la había perdonado.

—Y entiendo que la hayas perdonado pero no entiendo que ella te toque como si le pertenecieras.

—Ya lo entiendo estás celosa.

— ¡No! Lo que estoy es enojada de que me ignoraras.

—Y también estas un poco celosa.

— ¡Ray!

—Cariño el haberla visto no cambia nada lo que siento por ti, te amo ella forma parte de mi pasado uno en el que solo había oscuridad pero ahora solo hay luz y si te ignore perdóname te juro que no fue mi intención estaba contento de volver a verla pero tú y nuestra pequeña Ágata  son lo más importante para mí. Ya que esta comida no fue de tu agrado te propongo ir a cenar a él lugar que más te gusta.

—Ray yo...

—Cuando venga quiero que te pongas ese vestido negro que te regalo tu mamá que te hace ver tan hermosa solo un poco ya que tu belleza no es por el vestido si no por tu gran corazón amor.

<<Me es imposible estar enojada tanto tiempo cuando me habla así de hermoso>>.

—Paso por ti a las ocho.

—Está bien.

—Mariela sabes que para mí el trabajo es importante pero no más que tú así que no me voy a ir hasta que me des un beso.

Mariela fué hacia él le rodeo con los brazos el cuello y le dio un beso.

—Te amo.

—Y yo a ti Ray.

Esa noche cuando Ray llego a la casa Mariela ya lo esperaba fueron a cenar a Al Asadero Argentino ubicado en Otay y lo pasaron fenomenal.

















Citas con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora