Argon eligió seguir la moda y hacer un banquete al aire libre.
Se colgaron perlas de luz hechas de piedras mágicas sobre las mesas y en todos los árboles para iluminar la noche.
«Hermoso. Parece que hay estrellas en el árbol.»
El príncipe Argon saludó a los invitados en un pabellón de estilo oriental, hundido en un gran cojín de seda dorada.
«¿Esto no es demasiado informal...?»
Argon era como una bestia perezosa. Dos o tres botones en la parte superior de la camisa estaban desabrochados y su cabello platinado estaba esparcido al azar.
Canna sintió una corazonada ante la mirada sorprendentemente suelta.
«Es obvio que el príncipe Argon no tiene ningún interés en el trono.»
De lo contrario, no puedes cuidar tu imagen así.
—¡Mira al Príncipe, es tan guapo!
—¿No está lindo hoy?
—Mira ese cabello desordenado. Quiero peinarlo.
Extrañamente, parecía atraer a algunas chicas nobles con su extraño encanto.
—Feliz cumpleaños, Su Alteza.
La boca de Argon se abrió cuando Canna se acercó.
—Vaya.
—¿Si?
—Hermosa.
—Es un honor, Su Alteza.
Canna respondió sin entrar en pánico.
—¿Por qué no tienes cuidado cuando pasas por el jardín? Me temo que la duquesa marchitará todas las flores que tanto me ha costado preparar.
Este cumplido es aún más impresionante.
Se le puso la piel de gallina, pero Canna respondio con calma.
—Gracias.
«Hoy preste atencion a mi apariencia.»
Su cabello estaba cuidadosamente desatado y se colgó un tocado hecho de finas perlas.
Las perlas blancas que estaban esparcidas sobre el cabello negro parecían estrellas dispersas.
—¿Por qué no te sientas aquí y conversamos un rato? Es una silla del continente oriental. Es muy suave ¿Te gustaria sentarte?
Carlen, que estaba esperando a su lado en ese momento, dibujó una línea sin ocultar su disgusto.
—Debo despedirme, Su Alteza.
—Sí, señor, déjeme en paz. La duquesa se quedará conmigo un poco mas...
—No es posible, Su Alteza.
—No te pregunté ¿verdad?
Él entrecerró los ojos, sonrió y se puso un cigarrillo en la boca.
—Y si no me equivoco, entiendo que sir Carlen no es la niñera de la duquesa, sino su hermano menor.
—Sabes, ella no está acostumbrada a las fiestas. Como su hermano menor, mi deber es ayudarla.
—Oh, ¿en serio? Entonces, señora, ¿quiere bailar conmigo? Me gusta esta canción.
—Mi hermana acaba de levantarse de la cama porque estaba enferma. No se ha recuperado lo suficiente como para bailar, así que por favor comprenda.
Carlen simplemente estaba jugando a ser un muro de hierro.
«Eso es demasiado.»
Canna estaba avergonzada por su descarada protección