26. Chat Blanc

856 113 53
                                    

Día 26

Chat Blanc

════════ ⋆★⋆ ════════

Marinette, Nino y Alya estaban en la habitación de la primera, mirándose entre sí, sin decir nada. Estaban sentados en el suelo de la habitación, con una bandeja con cuatro vasos y diversas bollerías de la panadería. Marinette desvió la mirada a la trampilla, cuando ésta se abrió mostrando a Adrien que lucía demasiado agotado.

—¿Todo bien? —le preguntó.

—Después de un ir y venir con Nathalie, conseguí que me diera dos horas —dijo, sentándose a su lado apoyando la cabeza en el hombro de Marinette completamente derrotado—. Le tuve que recordar que me dejaron solo una semana en Milán, para que me dejen quedar.

Marinette no dijo nada, solo elevó su mano hacia la mejilla del rubio y le hizo una suave caricia, mientras la pareja frente a ellos, comían macarrones mirando la escena.

—Bien, eso explica muchas cosas —dijo Alya, mirando el par—. Digo, no todos los días ves a Marinette actuando tan tranquila al lado de Adrien.

—¿O sea que los tres sabemos que Adrien es Chat Noir? —preguntó Nino con toda la inocencia, Marinette miró a Alya que le hizo un gesto negativo con la cabeza, suspiró al darse cuenta de que Nino desconocía su identidad.

—Así es, pero como deben saber, mi identidad debe ser un secreto, sobre todo porque me involucré con una civil —los miró a ambos, pero más a Nino que a Alya, después de todo, sabía que ella conocía el secreto sobre Marinette.

—Tranquilo viejo, sí, sé que cometí una indiscreción gigantesca contigo —le dijo, completamente arrepentido—. Pero, solo te lo dije porque eras tú, solo porque eras mi mejor amigo. Nunca se lo diría a alguien más.

—Bueno, mucho de superhéroes —dijo Marinette, sintiéndose incomoda, tampoco podía ponerse en modo Ladybug, pues Nino no sabía toda la verdad—, ¿Quieren hacer algo?

Los cuatro pasaron la tarde conversando, jugando videojuegos y cuando Adrien se retiró, Nino lo hizo con él, Alya dijo que quería quedarse con Marinette un rato más.

—Así que todo en uno, ¿eh? —le dijo, dándole un leve codazo a la chica de coletas cuando quedaron solas.

—Ni me lo digas, siento que voy a morir —exclamó llevándose las manos a las mejillas—. Íbamos a hacer de cuenta de que nada pasaba, que éramos simple compañeros de colegio...

—Perdóname —la interrumpió—, pero no parecían ni un poco solo compañeros de clases —le recalcó, haciendo comillas con sus dedos—. Las miradas que se dan, esa necesidad de contacto físico que tienen, es imposible de ocultar, incluso desde antes de saber quiénes eran.

—Alya... —susurró, tomándole ambas manos a su amiga—... tienes un gran peso sobre ti, por favor, necesito que seas cuidadosa.

—Tranquila, seré cuidadosa —le dijo, abrazándola—. No mencionaremos más esto, ¿te parece? —Marinette afirmó—. Ahora con respecto a Nino...

—Confiaremos que Nino sabrá proteger a su mejor amigo —dijo Marinette, apoyando su cabeza contra la de Alya—. Adrien también merece tener con quien hablar o con quien armar coartadas como nosotras.

—Me alegra que no quieras matar al gato —comentó la de lentes, sonriéndole.

—Ganas no me faltan —respondió con seriedad— pero tengo que cuidarlo, ahora que los secretos están revelados y que sé que Chat Noir es Adrien, no puedo dejar que mi pesadilla lo alcance.

El Chat de MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora