Dulce Familia

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Xue Yang caminaba por el barrio donde creció, este lugar había visto todas sus facetas y su sufrimiento, cuando los Meng se mudaron cerca lo primero que pensó era en robarles y someterlos, total, solo se trataba de una vieja puta y su bastardo.

Sin embargo el primer día que se cruzó con ellos, Meng Shi lo llevó a su casa y le dió su primera cena en familia, al parecer alguien le había dicho que él solo era un vago que no sabían cómo había llegado al barrio, que no tenía familia y solo se dedicaba a robar.

Pero ellos no lo vieron de esa manera, ellos lo cuidaron, le mostraron que podría confiar en alguien, en ese entonces solo tenía 11 años y ya había visto lo peor del mundo.

Ahora a sus 17 años, después de enterarse diagnóstico de quien consideraba su hermano, prometió enderezar su camino, pronto, A-Yao partiría de este mundo, Māma Meng se quedaría sola y él cuidaría de ella como ella lo había hecho con él.

Había comenzado a buscar trabajos, de lo que sea que pudiera hacer, incluso llegó a vender su boca a cambio de algo de dinero, claro, no le diría a A-Yao que el dinero que le daba era de eso, siempre decía que había colectado basura en alguna casa grande.

Ellos le dieron una habitación en su casa donde podría parar a dormir, sin embargo había semanas en las que no llegaba, ya sea por ver a A-Yao mal, vomitando cada gota de comida que entraba en su boca o porque no podía darles algo de dinero para vivir.

Y ahora que todo el mundo hablaba del milagro de Meng Yao, no sabía si estaba feliz o no.
Llegó a la iglesia budista local, ahí estaba el amor de su vida, un monje llamado XingChen y también quien le daba los mejores consejos.

XingChen se puso de pie después de sus oraciones y al darse la vuelta se encontró con el chiquillo en la entrada, su rostro tomó una sonrisa cálida.
- A-Yang, ¿cómo estás? -
Xue Yang abrió los ojos y después bajó la mirada rápidamente avergonzado.

- No me llames así, no tengo diez años -
XingChen se cubrió los labios ocultando una sonrisa.
- Lo sé, ¿en qué puedo ayudarte? -
Xue Yang se rascó la nuca.
- Necesito hablar con alguien -
XingChen asintió y lo invitó a pasar a su pequeña oficina en el templo.

XingChen tomó asiento y le señaló la silla al frente para que lo imitara.
- Te escucho -
Xue Yang lo miró a los ojos y enseguida desvió la mirada.
- Es sobre A-Yao, tengo envidia -
XingChen asintió.
- ¿Envidia de qué?, ¿puedes ser más específico? -

- Yo, quería que se muriera y ahora está sanando, yo, quería ocupar su lugar, ser hijo de su mamá. No te confundas, estoy feliz por lo que sea que haya pasado, él me cae bien, somos grandes amigos, es más, lo considero mi hermano mayor, pero no es lo mismo, siempre sabré que él es el verdadero hijo de Māma Meng y yo solo soy un recogido que ni siquiera se aparece en casa por semanas -

Xiao XingChen lo miró detenidamente y después juntó sus manos al frente.
- A-Yang, creo que lo que sientes es muy válido, eres un niño a quien le hizo falta el amor de una familia mientras crecía, no porque no lo merecieras porque lo hacías -
Xue Yang apretó los puños.

- La familia Meng te recogió cuando llegaron aquí no solo por lo que decía la gente y lo sabes, ellos mismos han pasado por grandes sufrimientos, debes aceptar que está mal sentir o desearles más dolor y trabajar en ello para que no sea el pensamiento que domine tus acciones -

Xue Yang se llevó ambas manos a la cara como orando.
- Necesito purificar mi alma -
Xiao XingChen lo miró detenidamente.
- No es tan grave, solo es un pensamiento -
Xue Yang alzó la mirada conectando con él.
- No por lo que te dije -

XingChen frunció el ceño.
- A-Yang, ya te dije que no -
Xue Yang golpeó la mesa.
- Y yo seguiré insistiendo -
XingChen lo retó con la mirada.
- Además es una aberración -

Angel inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora