22. De Regreso.

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Atsushi suspiró. Había llegado a la entrara de la PortMafia.

No tenía miedo de entrar. Si no a las consecuencias de que traería, camino con rumbo fijo, sin detenerse ni saludar a nadie.

No lo creía necesario.

Llego hasta la oficina de su jefe. Tocó y escucho un: Pase el cual entró y saludo. Noto la cara de sorprendido del jefe.

- ¿Atsushi-kun? - Preguntó asombrado para luego dar un suspiro. Se notaba más tranquilo. - Puedes sentarte, tienes mucho que explicar ¿No es así?

- Si - Comentá. Empezó a explicar cómo recibió el paquete hasta su captura, el traslado y el juicio. - Eso es todo - Obviamente omitiendo algunas cosas.

- Atsushi-kun, eres bueno en lo que haces. Incluso a mí,  me sorprendió mucho de que te llevará poco tiempo. Sin embargo, a veces te pasas del límite. - Menciona más como consejo era un regaño. - Me alegras que ellas vueltos, temía perder a uno de mis mejores hombre. ¿Pensé que me decepcionarías otra vez?

- Si, yo también. Perdón.  - Sonreí. - Entonces ¿Qué misiones tienes para mí? - Preguntó quería hacer algo, necesitaba sacar las energías que acumuló en ese tiempo.

El pelinegro se sorprendió y lo miro.
- Te acaban de liberar ¿Y pides trabajo? ¿Acaso eres adicto al trabajo?

- No. Pero necesito hacer algo, he flojeando mucho tiempo ¿No crees? Quiero compensarlo boss - Menciona.

- mmm, Atsushi-kun. Recuerda que mucho trabajo es malo - Bromeo- Y además ten cuidado apenas acabas de salir de juicio, estarás en la vista de los policías... - Paso un momento y prosigue - Ten cuidado, no quiero más sorpresa para la mafia.- El albino asienten-  estás bien, te la daré. Pero quiero que me contestes con la verdad.- El albino asintió. - ¿Por qué...

La puerta se abrió bruscamente. Para el pelinegro suspiró y se sorprendió que no halla llegado más temprano. Una mujer de belleza asombrosa apareció.

Era Yoko, tenía un aura escalofriante y temible como si quisiera matar a alguien. Atsushi sintió un escalofrío terrible recorrer en todo su cuerpo, de las partes de su plan jamás planeo la furia de la pelirroja, y no sabía cómo tratarla. Y eso que el no la mato ...

- Y-yoko... - Casi dijo el albino hasta que fue golpeado hacia la pared, la habilidad de la mafiosa lo apresaba y con la catana que poseia lo tenía en su cuello del albino. - Es bueno volverte a ver.

- ¡Cállate! - Menciona enojada por parte del pelinegro no hacía nada, solo observaba.

- Dime una cosa, Atsushi. ¿Asesinaste a Kyoka-chan? ¡Quiero la verdad! - Exigió la pelirroja. Y era capaz de matarlo o al menos dejarlo moribundo.

- No la mate. - Menciona seguro por qué si dudaba ella lo atacaría. - Alguien más la mato y me inculpo por ello. ¿Crees que yo quería que muriera? Ella era como una hermanita para mí. Pero ella se fue... Se fue. ¡Pero te juro algo Yoko, juro que mataré a la persona que le hizo esto! - Dijo con toda determinación hasta caer al suelo, la habilidad desapareció.

- Tu no la mataste. - Menciona. Para luego sacar atsushi fuera de la oficina para hablar con el jefe. Atsushi espero hasta que terminara.

- Ya puedes entrar. - Músita tranquila. - Si me entero que tuviste que ver algo para que la matarán, probaras el filo de mi catana. - Y se fue sin decir nada más.

Suspiró. En varios minutos después se fue de la oficina de su jefe, camino a dónde era/es su cubículo sin hablar con nadie. Se sentía nostálgico e incómodo a cierto punto. No sabía cómo los demás lo tratarían, si bien o mal, no es que le importe pero aún así.

No Debieron Hacer Eso...!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora