"Un bailarín muere dos veces; una cuando deja de bailar, y esta muerte es la más dolorosa"
Es una rutina a la que Jungkook se ha sometido día a día al lado de un hombre al que odia. Sus emociones están al borde y su único escape es el baile. La danz...
Porque eso es lo que los humanos tienen que sufrir cuando se enamoran.
Dolor."
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"¿Le gusta mucho leer?"
El alfa ríe, quitándose los lentes para ver al omega sonriéndole, una mañana de sábado la misma semana de la fiesta, que fue hace ya días.
Inicios de junio, Kim Namjoon había decidido quedarse un poco en la residencia por la cantidad de vuelos llenos, pues había olvidado agendar el suyo y no había nada disponible hasta el siguiente miércoles.
Así que Jimin aprovechó que el príncipe estaba solo en medio del jardín leyendo, para hacer su movimiento.
"En efecto, lo encuentro como mi actividad favorita." Es la respuesta que se le da, y quizá Jimin se quejaría de su formalidad de no ser por sus posiciones.
Aún había cosas en las que trabajar.
"A Jungkook también le gusta, debería pedirle que le enseñe la biblioteca antes de que se vaya." Comenta sentándose a su lado, no perdiéndose la forma en que el alfa le da una mirada completa en el proceso.
"¿Usted no me la pude mostrar?" Jimin ríe, y niega después. "¿Dije algo gracioso?"
"No, es sólo que ese lugar es como la segunda habitación de su majestad. Incluso siendo su mejor amigo, no me deja entrar sin él presente."
"¿Por qué?"
"Cree que voy a dañar su preciada colección, una locura, ¿no cree?" Pero Namjoon ríe, negando. "Es mi turno de preguntar si dije algo..."
"Es sólo que, si lee como baila, quizá yo también me preocuparía."
Jimin se sonroja, y por pura costumbre le golpea el brazo al otro indignado, en juego. Aun así, no se disculpa por su atrevimiento.
Y es que estaba tan acostumbrado a tratarse sin formalidades con los demás – ejemplo, sus amigos de la universidad – que simplemente olvidaba a veces que era parte de la realeza. Casi.
"Eso es ofensivo, ¡puedo quedarme quieto por un rato!"
"Sí, lo puedo ver."
Namjoon se levanta, y Jimin cree que lo ha espantado. Pero el alfa le extiende la mano y sonríe, dejando su libro abandonado en su mano.
"¿Caminas conmigo, Jimin-ah?"
Oh.
El omega intenta no parecer demasiado ansioso, y acepta sin decir algo más.
Pero por dentro estaba saltando y gritando, y quizá vomitando poquito por los nervios. Pero es que llevaba con el ojo sobre Kim Namjoon desde hace años.