"Un bailarín muere dos veces; una cuando deja de bailar, y esta muerte es la más dolorosa"
Es una rutina a la que Jungkook se ha sometido día a día al lado de un hombre al que odia. Sus emociones están al borde y su único escape es el baile. La danz...
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Quizá, son pocos quienes creen en la reencarnación. Puede ser demasiado abrumador pensar en que hemos vivido y dejado este mundo más de una vez, que hemos amado y odiado a distintas personas – ¿o quizá son las mismas? – y aun así, olvidamos que pasó.
Kim Taehyung había sido el único, en cada una de sus vidas, que en algún punto recordaba.
Esa reminiscencia, la que le causaba tantas veces la sensación de que esto ya lo vivió, aquello ya le pasó, a esta persona ya la conoció.
Y cada vez, terminaba solo. Porque nadie le creía jamás.
Ni siquiera Jungkook.
En aquella vida de hace cincuenta años, cien, doscientos o quinientos. Ellos se encontraban, y siempre, se separaban. Porque Jungkook nunca pudo entender que la maldición podía ser real, o al menos, ellos sí reencarnaban para amarse.
Y ya fuese por enfermedad, desamor, guerra... Ninguno vivía demasiado.
Tan solo... ¿Cómo se supone que una sola persona digiera todo eso en dos días? Kim Taehyung tenía miedo, su más grande pesadilla era real y no podía evitarla.
Taehyung sabía lo estúpido que sonaba. Lo irracional.
Él mismo ha estado en conflicto los últimos días, hablarlo con su terapeuta no ayudaba porque tuvo la misma reacción de Jungkook.
Creían que estaba loco. Y quizá era cierto.
Porque ¿qué otra explicación podría haber? Es decir, ¿recordar sus vidas pasadas cuando ya era obvio que su mente no estaba bien?
Es lo que intentó pensar, de lo que se quería convencer. Pero algo le decía que no era así, y los recuerdos vivos en su mente cobraron orden al leer el diario. Era real, tangible y la prueba la tuvo en las manos. Pero...
Sabía que no le creerían, ni siquiera Jungkook.
Lo recordaba en distintas épocas, vagamente pero lo hacía. Como una película que no había visto en años. Cada enamoramiento, cada toque y palabra.
Cada despedida.
Todo. ¿Por qué él sí recordaba y Jungkook no? Y para colmo lo lastimó...
Confirmar que estaba solo en esto lo hizo demasiado abrumador, el amor en cada una de sus vidas lo había olvidado y-
Taehyung no sabe dónde está.
Sólo se siente correr, respirar agitado, y quizá golpearse un par de veces con árboles. Definitivamente llamaría la atención de toda la seguridad que rodeaba el refugio, pero él sólo... necesitaba estar solo.
No en una habitación en la que no era bienvenido, ni en compañía de la única persona que pensó lo escucharía.
Solo. Sin sentir a nadie a kilómetros y ahora mismo, había al menos siete personas siguiéndolo, otras tres habiendo mutado para alcanzarlo. Taehyung no sabía qué hacer.
