Capítulo XL

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"Deja de atarme a tus sueños,

Deja de verme en tus pesadillas,

Si sabes que no es posible, sólo aparta la vista"

Una madrugada de verano, antes de la caída del rey

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Una madrugada de verano, antes de la caída del rey.

"Hoseok, ¿puedes venir un momento?"

El rey Jeon no levanta la mirada, su atención está fija en su escritorio desde el momento en que Hoseok llegó hace menos de cinco minutos, sólo para dejar un par de informes y a espera de nuevas órdenes. Tendría que regresar pronto a la base militar, y estaba dejando todo listo.

Entre eso, el documento que el rey Jeon estaba terminando de leer, el que se supone debía esconder.

Hoseok no tenía ni idea de lo que contenía, y francamente no quería saberlo. Pero el destino siempre sabe cómo jugar sus cartas, y él era una de ellas.

"¿Necesita algo, majestad?" Pregunta, atento y cumpliendo al ubicarse frente al escritorio y no al lado de la puerta. El rey Jeon deja la página que sostenía y reúne todo el contenido, y Hoseok se tensa cuando se lo tiende. "¿Majestad?"

"Pronto moriré."

Hoseok se tensa todavía más.

Mira al rey, en busca de alguna señal de broma o de que hablaba mucho más a futuro... pero su rostro mostraba una irónica sonrisa. Nostálgica, quizá.

Nunca lo había visto mostrar una expresión así.

"Lo sabes, he estado enfermo. Y creo saber... quién ha sido."

"¿Habla de que fue...? Dígame su nombre, lo retendré de inmediato, podemos interrogarlo, no es-"

"No harás nada. Sólo escúchame." Su voz, rasposa, sonaba agotada. Casi como si la arrastrase a las malas. Hoseok no lo interrumpe. "No puedo decirte quién es todavía, no es el momento. Pero debo pedirte que leas esto, sólo así podremos hablar en términos iguales."

El contenido de esa carta, junto con las pruebas recaudadas son más que una sorpresa para Hoseok, quien ni siquiera sospechaba que algo extraño estuviese ocurriendo con Jungkook.

Si tuviese que resumir su reacción, sería con la palabra impotencia.

Porque por más que lea y lea, en ningún lado está la palabra cura. Y se siente enfermo de ser ellos quienes lean los deseos de la señora Jeon.

"¿Entiendes ahora? Mi hijo... El maldito de Han llegó hasta él, y yo ni siquiera pensé que él sería de su interés cuando-"

No hace falta que lo diga. Hoseok lo sabe.

"¿Y qué quiere hacer? ¿Buscará una cura para Jungkook?"

El rey suspira, y se recarga completo en su silla. Sus ojos estaban rodeados por sombras oscuras, hundidos y arrugados. Se veía viejo, muy viejo.

PORCELAIN • KTH & JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora