4 El secreto de amar

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El secreto de amar, es darlo todo, sin esperar nada a cambio.


Jin Hee no lo sabía; pero había perdido sus gafas. Las enormes y horribles gafas, detrás de las cuales escudara su rostro, no estaban. Incluso, el maquillaje que utilizara para afear su piel, se había desvanecido casi en su totalidad.

─Tus gafas ─dijo Ji Hu, sin dejar de mirarla─, no las llevas puestas.

─¿Mis gafas? ─exclamó Jin Hee, tanteando sus ojos─, ¡no están!

Por supuesto que no estaban. Las había perdido en la pelea.

Por más que lo intentó, Ji Hu no encontró defecto alguno en aquel rostro. Ojos, nariz y boca, guardaban una exquisita proporción entre lo sensual y delicado. No había en ella nada que pudiera considerarse vulgar o corriente. Tuvo que recordarse, que era la prometida de uno de sus mejores amigos.

─Para ser alguien que se supone miope ─dijo, recuperando la compostura─. Es extraño que no te hayas dado cuenta.

Jin Hee tragó saliva. No podía negar lo obvio.

—¿Se lo dirá a Woo Bin?

Ji Hu se puso de pie, y meditó en el asunto.

¿Decírselo a Woo Bin?

De hacerlo, probablemente, éste se las arreglaría para adelantar la luna de miel. No. Decírselo estaba fuera de discusión.

─Tu secreto está a salvo conmigo.

─¡Oh...! ¡Muchas gracias doctor! ─dijo ella, ofreciéndole la mano.

Ji Hu hizo una pausa... Él sólo veía una cosa:

La posibilidad de volver a enamorarse de la mujer equivocada.

Entonces, inesperadamente, hizo una reverencia y se retiró en silencio. Era mejor guardar distancia.

Un segundo después, Woo Bin apareció con las gafas.

─Toma ─dijo arrojándoselas, mientras se dirigía al sillón del fondo. Ni siquiera le dedicó una mirada. La expresión de su rostro era una mezcla de enojo y desilusión. Obviamente, su presencia le representaba una enorme carga. Ni siquiera se inmutó, cuando Jan Di y Ga Eul vinieron a cerciorarse que no estaba herida. En lo concerniente a él, ella no existía.

─Damas y caballeros ─se escuchó la voz del capitán─, bienvenidos a nuestro vuelo Air Shin-Hwa...

Jin Hee no supo en qué momento se quedó dormida; pero cuando despertó, el piloto anunciaba la llegada a Nueva Caledonia. Y el ambiente, hasta ese momento silencioso, volvió a su estado inicial de animación.

Llegaron al complejo hotelero, y cada quien se instaló en sus respectivas habitaciones. Lógicamente, Ga Eul y Yi Jeong se hospedaron juntos. El resto lo hizo en habitaciones separadas.

Woo Bin fue directo a la ducha. Necesitaba refrescar sus pensamientos antes de encontrarse con Jin Hee. Hablaría con ella después de cenar. Tenía que hacerle saber, que no estaba dispuesto a soportar escenas como la de esta tarde. Debía poner los puntos sobre las íes.

En ese sentido era bastante tradicional, creía que el deber de una esposa era ser sumisa y obediente.

Jin Hee debía metérselo en la cabeza cuanto antes.

Un ligero ruido, proveniente de la habitación, lo sacó de sus pensamientos. Tomó una toalla, y salió del baño apresuradamente.

No pudo ocultar su sorpresa.

El príncipe de la mafia/Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora