El príncipe de la mafia/Boys Over Flowers

5. Agua salada

Capitulo 7

Un beso es como beber agua salada, bebe y tu sed aumentará

Proverbio chino

¿Darlo todo, a cambio de nada?

Woo Bin no pudo permanecer insensible ante un ofrecimiento como aquel. Aún, a través de los gruesos espejuelos de Jin Hee, fue capaz de percibir el intenso brillo de su mirada.

No tuvo más opción que reconocer que no estaba delante de una mujer corriente. Jin Hee era especial. Pero, por más especial que fuera, no despertaba ningún sentimiento en él. Sin embargo, estaba destinada a convertirse en su esposa. Eso ya estaba decidido. Lo que no estaba decidido, era bajo que términos.

─Entonces, déjame a mi darlo todo ─había dicho ella.

Esas palabras fueron pronunciadas inconscientemente; pero estaban cargadas de sinceridad.

─No sabes lo que dices ─replicó Woo Bin, sin medir la intensidad de sus palabras─. Aunque eso suene muy bonito, llevarlo a la práctica es una cosa muy distinta. Si lleváramos ese tipo de relación, ninguno de los dos sería feliz... Lo he pensado muy bien ─dijo, moderando el tono─, y lo mejor será no involucrarnos. Hagamos nuestros sentimientos a un lado, y limitémonos a dejar en claro, lo que estamos dispuestos a tolerar el uno del otro. Nada más. Lo que quiero decir... es que tomemos esto como lo que es, un negocio. Así nadie saldrá herido.

¿Nadie saldrá herido?

Con ese pensamiento despertó Jin Hee.

Tomemos esto como lo que es, un negocio.

Woo Bin se había dirigido a ella en un tono tan condescendiente, y sin embargo, sus palabras le habían lastimado.

Esto la ponía al mismo nivel que un objeto, o peor aún, al nivel de una mujer que se vende por dinero. Pero, quién podía culparlo. Su propio padre la había puesto en venta.

Una simple pieza en un tablero de ajedrez.

Así la veían ellos, y así empezaba a sentirse.

La brisa agitó las cortinas, y por la gran cantidad de luz que se filtró, dedujo que no era temprano. Esto le fue suficiente estímulo para hacerle saltar de la cama. Media hora después, corría a reunirse con el grupo. Pero se detuvo momentáneamente para contemplar el paisaje. No había ni una sola nube en el horizonte. Solo el mar, que en un azul intenso, parecía desplegarse delante de sus ojos. Cuando salió de sus pensamientos, descubrió a Woo Bin a pocos metros de distancia.

─¡Buenos días!

─¡Buenos días!

Jin Hee habría querido alejarse tras ese saludo; pero estaba decidida a mantenerse firme delante de él.

No volvería a bajar la guardia.

─Una cosa más ─dijo Woo Bin, deteniéndose brevemente─. No esperes fidelidad de mi parte. No soy ese tipo de hombre.

Jin Hee no dijo nada, estaba asombrada de tanto descaro. Pero no se iba a dejar amedrentar con tanta facilidad. Si en su momento, Ga Eul había logrado domesticar al Casanova, ella haría lo mismo con el Don Juan. Contaba con las armas para hacerlo, y estaba decidida a utilizarlas. No iba a vivir un matrimonio de apariencia.