29. Última oportunidad

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—¡Jin Hee! —Woo Bin abrió los ojos, casi seguro de haber escuchado su voz llamándolo, en una súplica que se repetía en su cabeza. —No dejes de buscarme.

¿Había sido un sueño? Movió la cabeza de un lado a otro, ella seguía viva, estaba seguro. Ya no podía permanecer en una cama de hospital sin hacer nada. Necesitaba salir de ahí, mover cielo y tierra, dar con ella antes de que Tae Sung le hiciese daño. Se incorporó para sacarse la intravenosa y salir de la cama. Seguía mareado por los sedantes, pero podía permanecer en pie, eso era suficiente. No tenía su móvil consigo, debía comunicarse con el Director Lee, así que abrió la puerta, afuera estaba lleno de guardaespaldas que de inmediato hicieron una reverencia a modo de respeto. Sin embargo, obstruyeron su paso en cuanto intentó salir de la habitación.

—Lo siento señor —dijo el que estaba al mando—. Pero, tenemos ordenes del Presidente Song, de no dejarlo salir.

Woo Bin sabía muy bien que la palabra de su padre estaba por encima de la suya. Pero, debía buscar el modo de salir de allí. Pelear no era una posibilidad, estaba demasiado débil para hacerlo y ellos eran hombres entrenados. Podrían reducirlo con facilidad, sin infringirle daño y regresarlo a su cama.

—Necesito hablar con el Director Lee, solo pido eso.

El hombre lo pensó durante algunos segundos, luego le habló al Director Lee desde su móvil.

—Vendrá enseguida —le dijo a WooBin.

Jin Hee fue apartada del grupo, junto a otras chicas de edad y apariencia similar. También eran coreanas. Las demás provenían de otras partes de Asia.

—Quítense la ropa —dijo uno de los hombres—. Y entren a la ducha.

Las chicas lloraban, pero obedecieron rápidamente. Jin Hee iba a protestar, pero otra chica lo hizo antes y recibió un cachetada que le hizo caer al suelo. La marca roja de la mano de aquel hombre quedó marcada en su rostro.

—Después del baño, la envías a mi habitación —dijo el jefe de aquel grupo—. Voy a darle una lección que no olvidará.

Jin Hee se desnudó y entró a las duchas con las demás chicas. Una vez salieron de allí, fueron urgadas por una mujer que les separó en dos grupos. Las vírgenes de un lado y el resto, al otro lado.

—Prepara a las vírgenes para la subasta con los árabes. Las demás irán con Heidi.

Heidi preparaba fiestas VIP. Políticos, hombres de negocios, celebridades pagaban por aquel anonimato. La llevarían a un resort privado, en un sitio remoto.

Jin Hee decidió hacer todo lo que ordenaban. Debía ganar tiempo, hasta que Woo Bin diera con su paradero. La chica que enviaron a la habitación del jefe regresó con ellas al día siguiente. Su actitud altanera había desaparecido. Jin Hee se acercó  para limpiar sus heridas. No sólo le había violado, también le golpeó cruelmente. Su rostro estaba amoratado y sus muñecas y tobillos tenían marcas de grilletes.

—Se suponía que me casaría en un mes.

Otra de las chicas la abrazó y lloraron juntas. 

—Van a rescatarnos —dijo Jin Hee—. Mi esposo vendrá por mi y los matará a todos.

—¿Es policía? —preguntó otra.

—No, mi esposo es el príncipe Song, ellos deben saber quien es. Su padre y su familia son muy poderosos en el bajo mundo. Además, es un empresario importante. Estos tipos no son nada al lado suyo, se los aseguro.

JunPyo, Yijeong y Jihu intentaron visitar a WooBin, pero ni Jihu, a pesar de su posición de médico consiguió la autorización. No solo era una orden de su médico, aquello venía del mismo Director del hospital y casi una docena de hombres custodiaban el piso.

El príncipe de la mafia/Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora