12. Oscuridad

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"El hombre que no se conoce a sí mismo, vive en oscuridad." Anónimo.

Después de más dos horas de espera, Jin Hee decidió pedir la cuenta. No tenía ningún sentido seguir soportando las miradas condescendientes de meseros y comensales. Obviamente, Woo Bin la había plantado. Subió a su auto y con aire ausente, recorrió las calles de Seúl, hasta que el tráfico intenso del inicio, se hizo cada vez menos concurrido. No quería llegar a una casa que sabía, estaría vacía. Volvió a mirar su reloj. Era poco más de media noche. Imposible pensar que Woo Bin estaría en una junta. En cuanto a un viaje de negocios, jamás había hecho uno sin avisarle primero. La idea de otra mujer rondaba su mente. Marcó a su móvil pero, una vez más escuchó su voz en la contestadora. Se sentía dolida, habían planeado esa noche con anticipación. No sería su primer año de casados; pero habían decidido darle una importancia similar. Cenarían, intercambiarían regalos, e irían a bailar. Era la primera vez que asistiría a un club nocturno; sin embargo, la noche finalizaba de un modo muy distinto. Una vez más, se hacía evidente que no era nadie en la vida de Woo Bin. Dio un giro prohibido y hundió el pie en el acelerador.

Iría a casa de Seung Joong.

Pero, mientras el automóvil aceleraba por la autopista uno, y doblaba a la izquierda hacia el río Han, sonó su teléfono celular. Bajó la velocidad y contestó.

—¿Dónde estás? _era Woo Bin.

—¿No crees qué es un poco tarde para hacer esa pregunta?

—Sé que te debo una disculpa; pero... dime dónde estás.

—¿Acaso te importa?

—¡Claro que me importa! —afirmó él, inmediatamente.

Ella rio irónicamente, aunque sus ojos estaban humedecidos por las lágrimas contenidas. 

—Tienes una manera muy extraña de demostrarlo.

—Lo siento, de verdad lo siento. Sé que debí hablarte antes... Pero si regresas a casa, aclararemos todo. Te daré todas las explicaciones que quieras, lo prometo.

—¿Sabes qué? —Jin Hee volvió a hundir el pie en el acelerador—. ¡No tengo ganas de escucharte! ¡No ahora!

—¡Jin Hee! —Woo Bin escuchó el ruido del motor—. ¿Qué haces?

Le preocupaba que pudiera hacerse daño.

—Hablamos después —dijo ella, concluyendo la conversación.

Woo Bin volvió a marcar, pero había apagado su móvil.

—Director Lee —ahora el Director Lee era jefe de seguridad—, necesito que localice a mi esposa.

Woo Bin subió a su auto, y escondió el rostro en el volante mientras esperaba la llamada del Director Lee. Y aunque estaba preocupado por Jin Hee, no podía evitar pensar en Hye Sun.

Su corazón estaba dividido.


Por un lado, estaba Jin Hee, su ternura y todos esos momentos especiales que estaban atesorando... Pero por el otro, su historia con Hye Sun pesaba todavía.

Esa era una verdad que no podía negar.

Cuando encontró a Jin Hee, su auto estaba varado a un lado de la autopista. Se había quedado sin gasolina, debía haberlo llenado antes de entrar a la autopista, pero estúpidamente no lo hizo. Ella estaba de pie a orilla del camino, Woo Bin corrió hacia ella y la abrazó. No le correspondió. Había estado a punto de hacerlo, cuando percibió el aroma de un perfume femenino. Esto era demasiado, no pudo contener las lágrimas.

—No llores —dijo él, tratando de consolarla—, ya estoy aquí. 

Esa noche ella durmió dándole la espalda y rechazó su avance cuando quiso acariciarla por debajo del camisón. Y las cosas no mejoraron al pasar de los días. 

Hye Sun estaba satisfecha, las cosas con WooBin estaban saliendo mejor de lo que había imaginado. Ahora estaba segura que seguía amándola. A pesar de la distancia, del tiempo, e incluso del rencor, él seguía amándola. Sabía que estaba arruinando su matrimonio, pero no se sentía culpable. Woo Bin era suyo, se pertenecían uno al otro. La otra chica era una recién llegada. 

Ahora solo debía esperar.

Por lo pronto, había logrado que Woo Bin le visitase regularmente. ¡Hasta habían estado a punto de besarse! Fue después de cenar. Estaba recogiendo los platos cuando él se ofreció a ayudarle. Esto era algo que habían hecho tantas veces en el pasado, que los recuerdos surgieron. Un instante después sus bocas se acercaban peligrosamente. Por desgracia, el momento fue interrumpido por el celular de Woo Bin.

—Lo siento, debo contestar.

—Woo Bin, ¿a qué hora llegas? —era Jin Hee—. Te estoy esperando para cenar y ya tengo mucha hambre. Prometiste que llegarías temprano.

Él se alejó de Hye Sun, pero ella se acercó pegando su cuerpo a su espalda.

—Lo siento... no creo que llegue a tiempo. Será mejor que cenes sin mí.

Hubo una pausa.

—Pero, ¿demorarás mucho?

—Algo.

—Recojan la mesa —ordenó Jin Hee a las criadas   después de cerrar la llamada.

—Pero... ¿no va a cenar?

Ella negó con la cabeza. 

El príncipe de la mafia/Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora