17. Pretextos

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"Buscar la felicidad... es sólo otro pretexto para ser  más infelices" Anónimo.

Pretexto para ser infeliz

—¡Llegó papá! ¡Llegó papá! —gritaba Jin Hee, mientras bajaba las escaleras corriendo, seguida muy de cerca por su hermana.

—¡Papá! ¡Papá! —Yoon Jeong también estaba emocionada.

El Presidente Choi había estado fuera del país por negocios y ambas niñas lo extrañaban muchísimo. Pero, aunque Jin Hee llegó primero, éste pasó de largo, concentrándose totalmente en su hija mayor.

—¿Cómo ha estado mi pequeña? _exclamó levantándola, mientras Jin Hee los observaba con una sonrisa triste. Había olvidado que para él, solo Yoon Jeong importaba. A sus cinco años, era plenamente consciente de ello, ya que su padre jamás había tenido la delicadeza de ocultarlo.

—Papá, ¿qué me trajiste?

Jin Hee se apartó. Había aprendido a no estorbar.

El señor Choi pidió que le trajeran unos paquetes.

—Son para tu cumpleaños —dijo, entregándole los paquetes más grandes. Era un hermoso vestido de diseñador y un par de zapatos.

—¡Es hermoso! —exclamó la niña, sacando el vestido de la caja—. Mira Jin Hee, ven... ¿no crees qué es hermoso? ¡Y mira los zapatos!

—Es muy bonito —dijo Jin Hee acercándose unos pasos.

—Pero eso no es lo único —continuó Choi Do Young—. Tengo algo más.

Tomó un pequeño paquete y se lo entregó a Yoon Jeong.

—¿Qué es?

—Solo ábrelo.

Era una hermosa cadena de oro blanco de la que colgaba un dije en forma de flor, con pequeños diamantes incrustados. Una verdadera joya.

—¡Papá... oh... esto es bellísimo! —dijo la niña, prendándose del cuello de su padre —. Es el mejor regalo de todos. ¡Gracias, te quiero mucho!

—Yo también te quiero.

Jin Hee despertó sintiendo en su corazón el mismo vacío que aquel día. Ver las muestras de afecto que su padre le prodigaba a su hermana, mientras era ignorada, seguía doliéndole. No tenía idea de que podía haber hecho para que su padre le odiara tanto. Secó algunas lágrimas, respiró profundo e hizo aquellos pensamientos a un lado, mientras se dirigía a la cocina. Se preparó un emparedado y se sentó en los escalones que daban hacia el patio trasero. Necesitaba algo de aire. Cuando se llevó el último mordisco a la boca, escuchó unos pasos a su espalda.

—¿Tampoco puedes dormir? —era Seung Joong.

Jin Hee asintió.

—Oppa... ¿recuerdas cuando Yoon Jeong unnie cumplió diez años?

Seung Joong la miró un tanto sorprendido, por supuesto que lo recordaba. Y realmente habría deseado que ella no. El Presidente Choi puso a los criados en movimiento y contrató los servicios necesarios para darle a su hija consentida la mejor de las fiestas. Nada faltó en aquella celebración. Recordaba claramente a una pequeña Jin Hee corriendo emocionada por toda la casa, mientras se hacían los preparativos. Por eso le dolió muchísimo escuchar la conversación del Presidente Choi con su abuela.

—No quiero que Jin Hee esté presente en la fiesta.

—Pero señor... —su abuela palideció—. No puede hacerle eso a la pequeña. Mire que ella ha estado esperando esto toda la semana. Anoche casi no durmió.

El príncipe de la mafia/Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora