¿Quien eres Milo?

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Narra Milo.

Seguía viendo lo que parecía ser mis antiguos recuerdos, llegué a cierto punto que ví cómo la actitud de Camus cambio desde ese día. Se había vuelto frío y distante y por las noches lloraba sin consuelo por no haber podido encontrar él amor. Hablaba con la luna pero sin recibir respuestas de esta, acostumbraba a caminar por los alrededores del castillo sin rumbo fijó durante todo él día hasta que cierto día caminando por el profundo bosque su mirada se encontró con una mirada azul brillante, aquella chica Dánae, se encontraba sentada en la rama de un árbol su mirada azul brillante no se apartaba de Camus en ningún momento mientras él la veía seriamente. Su vestido blanco y largo Arwen estilo elfico Mangas transparentes acampanadas de estilo medieval, anudada al codo. Cintura ceñida con un cordón del mismo estilo que el de la manga. Y el peinado completa el conjunto con un adorno a juego a modo de mini guirnalda para el pelo.


E

l escote un ligero fruncido. Dos tirantes adornados suben los hombros hasta la parte de atrás del escote. La cola es barrida y el diseño del vestido es de corte A. Gasa en las mangas y raso en el resto del vestido. Y la capa roja que siempre le cubría, después de un rato suavizó su mirada ante él y sonrío quitando la capucha de la capa dejándo que él chico la viera por completo. Y sin en efecto su rostro era él mío era yo. Él mismo corte de cabello, el largo su sonrisa todo era idéntica a mí yo estaba sorprendido. Entonces ella hablo.

Dánae: no deberías de estar por aquí, van a emboscar te si te encuentran sólo - aconsejo ella.

Camus: Ja. Y porque debería creerle a una bruja - dijo mientras le daba la espalda y se iba o esa era su intención porque sólo dió tres pasos y volteó a verla ella sonrío.

Dánae: ¡Hay! Pero que inútiles son los hombres - dijo mientras reía.

Camus: ¡Oye!, ¡No me hables así! - le gritó furioso.

Dánae: si no te cuidas morirás príncipe Dragón - advirtió ella.

Camus: No me sermone es, tú no eres nada mío además que odió a las brujas como tú - dijo molesto.

Dánae: te equivocas en una cosa, si puedo ver qué odias a las brujas sin embargó yo no soy una te equivocas. Yo soy una hechicera - explicó con calma.

Camus: Ja. Y yo soy un dragón rojo - dijo sarcásticamente - además me da igual total para mí ustedes son iguales - dijo molesto mientras ella sólo sonrío para después ponerse de pie.

Dánae: cómo quieras yo ya te avisé, mí trabajo aquí está hecho - dijo mientras se iba.

Camus: ¡Oye espera! - le gritó mientras le seguía.

Dánae: ¿Que te ocurre?, ¿No me dijiste que me odias?, ¿Entonces porque quieres que siga aquí? - pregunto mientras lo veía de entre los árboles mientras Camus la buscaba sin encontrarla.

Camus: ¿quiero saber que es lo que quieres de mí? - pregunto.

Dánae: no busco nada especial, sólo te cuidó en agradecimiento por lo que tus padres hicieron por mí hace un tiempo - respondió.

Camus: ¿Mis padres? - pregunto.

Dánae: no sólo te cuidó a ti, también lo hago con él resto de tus hermanos total ahora trabajo cómo niñera - dijo para después reír.

Camus: nosotros no necesitamos de que una bruja cómo tú nos cuidé - dijo molesto.

Dánae: de acuerdo, si tanto te molesta mi presencia me iré - dijo para después ver cómo todo quedaba en silencio.

Camus: ¿dónde estás?, Se que aún sigues aquí Sal cobarde - dijo a la defensiva pero realmente ella se habían ido, la había visto mientras se iba caminando entre las ramas de los árboles.

Paso mucho más tiempo y ella no se había vuelto a acercar a él. Lo cuidaba pero jamás se le acercó y ahora era Camus quien a escondidas la seguía a ella, la vio hacer un sin fin de actividades: jugar con niños, hablar con cada aldeano que encontraba curarlos, visitar muchas más aldeas y por supuesto convivir con muchas crías de dragón: tanto rojos, negros, dragones del mar y hielo era muy conocida por muchos y amada también debía aceptar que me daba gusto ver cómo Camus reía al ver que muchos quisieran acercarse a la joven de forma romántica y ella los rechazaba de una forma muy graciosa pero lo hacía. La Vi sonreír para después decir.

Dánae: ya es hora que despiertes ¿No lo crees? - pregunto.

Milo: ¿Me estás hablando a mí? - pregunté.

Dánae: dime ¿quién eres tú?, ¿Eres mí otro yo?, ¿O sólo representas un estorbó para todos? Ja. No claro que no - dijo para después voltear me a ver - ¿Quién eres Milo?, Por favor recuerda. Despierta, porque si no lo haces la vida de Camus será arrebatada - dijo para después darme la espalda e irse.

Milo: oye espera por favor - le suplique mientras intenté seguirla.

Dánae: Recuerda Milo. ¿Quien eres tú? - me dijo

Fin del sueño.

Aquél dolor no se había desvanecido, pero tampoco me iba a dejar dominar por él. Así que me levanté poco a poco.

Kiki: tío Milo recuestese todavía está muy débil - le pidió.

Milo: Sorrento... - llamé, Kiki rápidamente se bajó de la cama y corrió fuera de la habitación, tiempo después Sorrento llegó.

Sorrento: Que sucede Milo. Por favor vuelve a la cama aún estás débil - me pidió.

Milo: llévame con Camus. Por favor - le suplique.

Sorrento: no puedo hacer eso. Si te llevo ahi Camus me matará - le dijo.

Milo: por favor Sorrento, tengo que evitar una catástrofe - le pedí.

Él alarmado sólo me vio y suspiro para después cargarme en su espalda y dirigirse al balcón de la ventana donde se paró mientras veíamos hacia abajo.

Sorrento: ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? - pregunto preocupado.

Milo: Si... Tengo que terminar esta pelea con Hilda de una vez por todas - susurré pero no iba a mentir cada vez me sentía más agotado.

Sorrento: muy bien sujetate - me pidió para después saltar al vacío, mientras caíamos él tomó su forma de dragón y volamos a dónde Camus y los demás estaban.

Con los dragones.

Hilda tenía una enorme sonrisa mientras en sus manos permanecía completamente oscura la perla de los signos gemelos y enroscada en su cuerpo una enorme serpiente negra, Camus y sus hermanos la veía seriamente a una considerable distancia. Saga iba a tomar su forma de dragón pero...

Hilda: alto ahí Saga - le dijo mientras todos le veía - si alguno de ustedes llega a tomar su verdadera forma, Milo morirá - les dijo mientras agarraba de la cabeza al animal mientras esté dejaba caer más gotas de su veneno.

Camus: maldición - susurro entonces sintió una mano en su hombro para después ver a Shura.

Shura: tranquilo lo salvaremos - le dijo.

Hilda: jajaja, ¿Y cómo se supone que lo harán?. Mientras tenga la perla de los signos gemelos en mi poder la vida de ese niño está completamente en mis manos que acaso no pueden comprender eso gusanos a medio morir - les dijo - Siegfried. Mi eterno Dragón del hielo atacalos ya - ordenó.

Mientras que Saga y Kanon asustados dirigieron su vista al cielo dándose cuenta de que tenían arriba de ellos a un dragón perteneciente al bosque congelado.

Kanon: no puede ser... - susurro preocupado.

Continuará...

Él Dueño Del Dragón (Camus x Milo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora