CAPITULO 6

528 52 3
                                    

Leon se colocó detrás de Rebecca y la siguió hasta la mesa donde Jill y Albert se encontraban, justo al fondo del lugar.

El corazón de ella no tardó en latir a mil por hora en parte por la tensión, los nervios y la excusa que no parecía conversarla del todo. Cuando vio a Jill hacerle contacto visual supo que la cara de sorpresa de su amiga la había contagio. Se detuvo bruscamente, Leon detrás de ella choco en su espalda pero se disculpó en un instante.

Se había congelado, no quería llegar a la mesa, pero su bolso estaba ahí y por supuesto, debía despedirse como persona con educación.

—Hum... ¿Rebecca?

El agente sacudió ligeramente sus cálidos hombros intentando sacarla de aquel sueño lúcido que estaba viviendo.

Segundos más tarde continúo caminando hasta llegar a la mesa. De manera cortez y afable Leon saludo a Jill y Albert con un fuerte apretón de manos, pero este último estaba tan confundido como la agente Valentine.

Rebecca tomó su bolso sin decir absolutamente nada al profesor, Jill la observaba y concluyó que se retiraría. Leon se había mantenido al margen, eran un par de desconocidos para él y no quería meter la pata, sabía exactamente que Rebecca no le dió detalles pero a estás alturas ya no importaba.

—¿Te vas Rebecca?—Increpo Albert.

La Dra. lo miró unos instantes, se encontraba pensando como decírselo, ya no podía echarse ha hacía atrás. No encontraba la voz para hacerlo y con la presión de las miradas de los demás todo era aún peor.

—Si, eh... Surgió un imprevisto en el laboratorio y, tengo que llegar mañana muy temprano, me iré a casa... descansaré, estoy algo fastidiada sabes.

—Claro claro... ¿Te-te llevó?

Rápidamente dió un pequeño brinco hacía atrás y jaló la manga del agente Kennedy sin importar que él dijera algo al respecto—Gracias Albert, pero Leon me llevará... él está a cargo de mi seguridad.

—Oh... ¿Es tu guardaspaldas?

—No no, él...—Pero subitamente Leon la interrumpió, tomando la palabra—De hecho soy agente especial del gobierno, me asignaron a Rebecca hace unas semanas, por lo que estoy a cargo de su seguridad y que no se meta problemas durante nuestro pequeño convenio.

—E-entiendo.

Mientras se examinaban y conocían ambos hombres, Rebecca se moría de la vergüenza de lo incómodo que se volvería tal situación, pero Jill parecía disfrutar la escena, era cómica y la reacción de la Dra. era demasiado espontánea y adorable para no verla con gracia. Inevitablemente Leon y Albert entraron en una conversación un poco superficial, el profesor estaba interesado en saber cualquier cosa acerca del hombre que llevaría a casa a Rebecca, no era un interrogatorio pero había muchas preguntas de por medio.

Ella creyendo que esto se alargaría más de la cuenta, se acercó sutilmente a Leon diciendo en voz baja—Me habías dicho que me llevarías a casa, estoy incómoda... solo quiero salir de aquí... vámonos.

El agente Kennedy observó de reojo a la mujer, pensó detenidamente como detener la conversación sin ser demasiado tosco, entonces simplemente dejó de hablar. Sacó las llaves de su auto de su bolsillo y se despidió de ambos.

—Bueno fue un gusto conocerlos, Albert... Jill, me retiro.

Se dió me día vuelta y camino tranquilamente a la salida. No miró hacía atrás, estaba indispuesto a hacerlo, por un segundo creyó que Rebecca se había quedado pero a los pocos instantes el particular impacto de los tacones femeninos le acompañó, en señal de que ella se encontraba detrás.

Cuando estoy contigo | Leon y RebeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora