CAPITULO 10

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—Las pantimedias son cómodas...—Se repitió una y otra vez a medida que preparaba su vestido para la cena de esta noche.

En un principio pensó en no asistir, sus padres se comerían vivo a Leon y no deseaba estar presente para verlo, no obstante, él no se merecía tal calamidad y si lo fulminaban durante la cena o postre, ella le acompañaría aunque no quisiera admitir la razón de porque lo hacía.

Por lo que preparó el vestido adecuado para la ocasión, uno que pudiera sacar a relucir su estrecha cintura y sus tan bien definidas piernas que veían poco la luz del sol debido a su exagerado uso de jeans. Usó esmalte para uñas muy cuidadosamente, se pintó los labios de manera tan sutil y perfecta, que amagó incontables veces en el espejo como dar un beso.

También agregó los pendientes que Jill le obsequio hace un año, eran los más costosos que tenía y daba la casualidad que combinaban de manera perfecta con el vestido. Posteriormente salió de su departamento con eso de las 8:30 condujo un rato hasta llegar a casa de sus padres dónde su destino le esperaba.

Se retocó una última vez con ayuda del espejo y bajó de su auto sintiendose extraña e incómoda, se tambaleó un instante antes de subir a la acera, pero para su suerte, el auto de Leon no se encontraba aún.

—Ok... tu puedes Rebecca, solo es una cena... son solo tus padres, solo lo hago por él...—Entonces mordió su labio cuando pensó detenidamente en Leon.

Miró hacía atrás y la posibilidad de no entrar recorrió su mente, después miró la casa de sus padres y lo fatal que la pasaría el agente en la mesa junto a ella, intentando no cometer ningún error. Levantó su fino y suave mentón unos centímetros, acto seguido enfocó su mirada a la calle.
Juntó sus rodillas y se sentó en la acera sin importar que su vestido se estropeará al hacerlo, entonces esperó.

Minutos después un BMW negro platinado se estacionó justo enfrente, Rebecca no desvió la mirada incluso cuando la persona salió del auto, ya que sabía exactamente quién era. Sus piernas temblaron en ese instante mientras su estómago sentía una estimulación tan placentera como sutil.

El sonido de sus zapatos se hicieron más fuerte hasta que se detuvieron a un lado de donde se encontraba, repentinamente el aroma a su perfume atacó su sentido del olfato de manera en que parecía ser una sinfonía perfecta.

Leon suspiró cálidamente para después desabrochar su saco y acompañar a la Dra. aún costado de la acera.

—Supongo que he cenado en lugares peores—Musito con aspereza a la vez que la Dra. le miraba tímidamente.

Pero no respondió, tenía un nudo en la garganta y la imagen plena del agente simplemente fue demasiado para ella en ese momento.

—Bueno ya no importa, mejor aprovecharé la ocasión y diré... que está noche te ves encantadora.

—Tu también luces muy bien Leon, me-me causa conflicto saber que te tomaste el tiempo para arreglarte para nada.

—Tranquila no pasa nada, si estás aquí es porque no deseabas estar adentro y lo entiendo, era solo un invitado después de todo.

"Pero tu eres más que eso para mí"

Colocó sus manos en su regazo lentamente a medida que la brisa fría de la noche chocaba con cada parte de su cuerpo. Deseaba estar adentro, no en la fría calle en la que estaba, pero no tenía intención de que Leon entrara en esa casa, ya que temía de que si lo hacía, sus padres lo convencerían para alejarlo.

Después de un rato en silencio posó sus ojos en él, ahora con más calma, y no podía sentirse más atraída hacia Leon como esa noche, verdaderamente se moría por brincarle encima pero de alguna manera lograba guardar la compostura. Se preguntó un sin fin de veces que pasaba por la mente de Leon en ese momento, ella estaba convencida que no era la primera mujer que se acercaba lo suficiente y que tampoco sería la última. Tenerlo tan cerca le hizo volar la mente y sonrojarse por momentos.

Cuando estoy contigo | Leon y RebeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora