CAPITULO 17

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Domingo por la tarde y Leon se apresuraba para instalar sensores de movimiento en el departamento de Rebecca. 0 cámaras, la Dra. las rechazó al instante.

No fue fácil ocultarle el intentó de espionaje a Hunnigan, pero el agente se las arregló para hacerlo. Está noche en particular iría a cenar con Rebecca, en un restaurante italiano pasaría por ella cerca de las 9 pero se había propuesto terminar de instalar los sensores para así estar al tanto de cualquier cosa que pasará cuando él no estuviera.

Esa misma mañana recibió una llamada hasta ese momento inédita. El padre de Rebecca se comunicó para saber que pretensiones tenía con su hija, su intromisión era notoria pero Leon se mantuvo hermético y firme.
Si era listo el Sr. Chambers entendería que Leon y Rebecca harían oficial su relación está noche durante la cena, y para sus conocidos el día de mañana, todo de forma gradual.

El Sr. Chambers no pudo ocultar su disgusto en su voz, pero poco podía hacer ante la elección de su hija, Leon no era su favorito y lo dejaba en claro siempre que podía.

(...)

EN UN CAFETERÍA EN EL CENTRO

—¡Dios mío Rebecca! ¿Ya te acostaste con Leon?—Pregunto Jill muy atenta y con la taza de café en mano.

—¡¿Qué?! ¡Baja la voz porfavor!

—¿Por qué?-Respondio la agente Valentine—¿Temes que las personas de la cafetería escuchen que has tenido intimidad con un agente del gobierno?

En ese instante Rebecca abrió ligeramente su boca, sorprendida y hasta cierto punto avergonzada—Si.

El rostro de Jill formó una expresión de ternura y diversión, ver a la Dra. una mujer muy cerrada en su vida íntima estando al borde la vergüenza y el rubor la hizo sentir mala en el buen sentido.

—Tranquilizate querida, a nadie de aquí le importa nuestras vidas, además... no te culpo si ya te acostaste con Leon. A decir verdad, yo también lo hubiera hecho.

—¡¿Qué?¡ ¿Acaso debo preocuparme?

—No—Exclamo Jill—En este momento no estoy en búsqueda de aventuras, me... ¿Dijiste que cenarias con él está noche cierto?

La Dra. asintió con timidez, por el contrario su amiga sonrió muy segura de si misma-Bien eso nos da tiempo.

—¿Tiempo para que?

—Para que te prepares tontuela, hoy debe ser un día especial para ti, se hará oficial tu relación con él. Hay que comprarte un buen vestido, arreglar tu cabello y llevar unos cuantos regalitos por si los necesitas más tarde.

Pero Jill, no necesito que me ayudes...

—Claro que te ayudaré Rebecca, para eso estoy aquí. Por cierto, Leon irá por ti a las 9 dijiste ¿No?—Su amiga asintió resignada-Bien, dile que no se molesté, lo verás en el restaurante, yo te llevaré, así nos dará un más de tiempo.

Ante tal insistencia, la Dra. no pudo hacer demasiado. Se tomaron el día y Jill la llevó de compras por la ciudad, visitaron unas cuantas tiendas antes de comprar el vestido indicado, posteriormente comieron juntas y no tocaron el tema de Leon hasta la tarde cuando quedaban pocas horas para la cena.

Por otro lado, el agente Kennedy tuvo una mañana más ajetreada, terminó sus deberes cerca del medio día y pasó por su departamento para monitorear las instalaciones que había hecho. Buscó su cambio de ropa, un traje sin corbata, zapatos negros bien lustrados y un fino adorno azul marino en su saco, esperaba que Rebecca llevará un tono similar en su vestido, así combinarían a la perfección.

Cuando estoy contigo | Leon y RebeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora