CAPITULO 21

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La noche había caído al final más tarde que temprano, el contraste del día se había hecho presente en la habitación de Rebecca. Eran las 8:22 de la noche, había llegado a casa tras haber soportado la tempestad en su alma y ahora, estaba por incrementarse al verlo llegar, pero su corazón necesitaba verlo, de alguna forma se había convertido en una necesidad.

—Hola hola Rebecca ¿Qué tal tu día? Estuve pensando en ti casi toda la tarde—Indicó Leon cerrando la puerta mientras la mujer intentaba ocultar su emoción ya que siempre quiso escuchar tales palabras expresadas del hombre que amaba, no obstante, una sensación de culpa la recorrió por lo que no dijo nada y a penas recibió el beso en los labios que Leon le dió con tanta calidez.

El agente abrió la nevera y saco una botella de agua, bebió breves instantes con soltura posteriormente volvió su vista a la mujer.

—¿Tienes hambre? Ordenamos algo o vamos a cenar, no quiero cocinar el día de hoy.

Rebecca mordió su labio indecisa, se había distraído por lo atractivo que él se veía ante sus ojos.—Cre-creo que será mejor ordenar algo, no tengo muchos ánimos de salir está noche.

—Eh-esta bien... ¿Quieres algo en particular?

—No, ordena lo que quieras.

—Bien pero...

No terminó la frase cuando ella le interrumpió—Estoy algo cansada, me daré un baño mientras llega la cena.

Cortante en su tono, la mujer se perdió por el pasillo a tiempo que Leon asumía que ella se sentía cansada, no pensó en nada más, sin embargo se percató del cambio que había tenido a diferencia de esta mañana. El agente se quedó esperando en el sofá mientras ella se bañaba, duraron un rato separados hasta que la comida los unió.

Cenaron en el sofá durante un rato, después se quedaron allí hasta cerca de la media noche, con las luces apagadas y la calefacción con tanta calidez que fue tan reconfortante para ella estar acurrucada en el hombro de Leon, pero a pesar de estar sostenida por la persona más maravillosa que tenía en su vida, no podía dejar de pensar en la palabras que le dijo Albert y en como ahora todo parecía tomar un giro diferente.

Se despegó del hombro de Leon cuando esté último se preparaba para irse a casa, Rebecca que hasta ese momento había hablado no dudo en expresar una mirada desangelada ante la inminente marcha de su amado.

—Será mejor que me vaya. Es algo tarde y mañana tengo trabajo temprano...—Miró a la mujer con premura sonriendo sutilmente—Me gustaría quedarme pero debo ir a casa.

Tomó su chaqueta pero es precisamente en ese instante, que ella sujeto su mano con fuerza y determinación, en consecuencia sus ojos coincidieron al igual que el deseo que en ellos existía.

No sé dijeron nada, tampoco parecía existir algo más que una firme complicidad en los dos. Ella se incorporó, lo besó lentamente mientras Leon bajaba sus manos a su cintura. Cuando su beso se puso en pausa ella musito con sutileza —Vamos a la habitación—Leon la tomó en brazos ante un breve grito de ella al hacerlo, acto seguido la llevó a la alcoba cerrando enérgicamente la puerta y cualquier posibilidad de irse del departamento por el día de hoy.

(...)

Temprano en la mañana, Leon fue el primero en despertar, Rebecca apenas reaccionó al ya no sentir el calor del agente junto a ella.

La luz del sol aún no se asomaba y la fría mañana condicionaba a la dra. a seguir tendida en la cama un rato más, habían pasado una horas en las que su cuerpo fue exigido al máximo, estaba completamente satisfecha pero aún cansada, Leon sabía exactamente como tratar a una mujer, era tan sutil en todo momento y cuando el momento necesitaba un poco de intensidad no se limitaba a nada. Cuando sintió las manos cálidas de Leon al tocar su hombro de inmediato se giró para poner toda su atención en él sin incorporarse.

Cuando estoy contigo | Leon y RebeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora