El medio tiempo.

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Buenas, ¿como van?

Gente, no soy mucho de ponerle el rostro de un actor a ninguno de mis personajes. Suelo imaginarlos en mi cabeza y ya. Pero no me saco ahora a Ben Barnes como Perseo, un poco más musculoso, pero si. Él, en esencia.

Ay...

Bueno, disfruten. Es algo corto, pero ahi esta.

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-Perseo... Perseo...

Alguien lo llamaba. Perseo se puso de pie, aturdido. Sus ojos estaban nublados, porque no veía muy bien... O eso pensó. Casi al instante reparo en que sus ojos estaban bien, pero en aquella sala todo estaba oscuro. Unas pocas antorchas de fuego purpura iluminaban la penumbra.

Supo dónde estaba al instante.

-Perseo.

En lo alto de un trono, majestuosa como siempre, se encontraba la diosa Nyx. Usaba su apariencia «humana» y no su apariencia «primordial», es decir, se veía como una mujer extremadamente pálida, de cabello negro como la tinta y ojos morados. Era la mujer más bella que Perseo jamás hubiese visto, más que Afrodita.

Perseo agacho la mirada, respetuoso, hincando una rodilla en el suelo.

-Mi señora.

-Perseo-la Noche no se veía muy feliz-. Finalmente despertaste. Ha pasado un tiempo.

-¿Qué quiere decir? Zeus... Él...

Nyx alzo una mano, indicándole que se levantase.

-Zeus logro herirte, muy gravemente, además. De eso, hace ya tres meses, muchacho. Todo este tiempo, has estado aquí, en la Mansión de la Noche. Te he curado con mí poder-señalo innecesariamente-, y no ha sido muy fácil, pero lo logre.

¿Tres meses? Los ojos de Perseo se abrieron. Temió, por un momento, lo que los Olímpicos pudieron haber hecho en tres meses de ausencia suya.

Nyx calmo sus preocupaciones.

-Relájate, Perseo. Los Olímpicos quedaron bastante maltrechos luego de tu visita al Olimpo, y estos últimos meses ellos se han estado recuperando, tanto como tú. Este fue... ¿Cómo dirían los mortales? El medio tiempo. Tus hermanos, Hades y Hestia, se han hecho cargo en tu ausencia. Pero te recomiendo regresar pronto, hay cierta disidencia entre tus filas.

Perseo estrecho los ojos, un gruñido nació de su pecho. Jamás había tolerado la deslealtad.

-¿Los titanes?

La Noche asintió, indiferente.

-Son un grupo de lo más revoltoso y tosco. Solo imagínate, la misma noche que te prometieron lealtad eterna, fuiste herido y desapareciste tres meses. Algunos ya se empiezan a cuestionar porque siguen contigo. Hay quienes preferirían tomar tu ejército y marchar contra el Olimpo; otros, como Prometeo, prefieren hacer las paces con Zeus.

-Ese imbécil-siseo Perseo, con los puños apretados-. Sus lealtades cambian más rápido que los sentimientos de los mortales. Lo hare pedazos cuando lo vea.

La diosa de la Noche pareció satisfecha con aquello. Pero aun así tenia consejos que dar.

-Prometeo es astuto como serpiente. Y el más listo de todos los titanes. Que no engañe su apariencia... Sera un enano, pero es un enano muy peligroso...

Perseo sonrió juguetonamente.

-¿La todopoderosa diosa de la Noche teme de un titán?

Nyx sonrió, enseñando sus filosos dientes. Sus ojos morados relucían con malicia.

El Retorno del Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora