Buenas, buenas. Nuevo capítulo.
Y una cosa. Si no quedo claro en el capítulo anterior, el espíritu de Annabeth fue manipulado por Hades, para hacer dudar a Teseo, y como ven, de cierta forma funciono. Esta dominado por la ira, y veremos como avanza eso.
00000000000
Los debates en el Senado eran la cosa que más odiaba Reyna. Escuchar a cincuenta semidioses, con un rango de edad variable, discutir sobre esto y aquello, perdía su encanto muy rápido. Pero como pretora, estaba obligada a asistir a cada sesión, y Reyna siempre cumplía con su deber.
Aunque, en aquel caso, la situación que los llevaba ahí era algo más seria que los usuales problemas presupuestarios o permisos de construcción. En aquel momento todos debatían la amenaza que Perseo había hechos horas antes y la advertencia de Marte.
Si daban crédito a las palabras de ambos, Perseo, un todopoderoso dios, llegaría a conquistar Nueva Roma en nueve días, con una gran hueste.
La hija de Bellona sabía que era así. Conocía muy bien las capacidades de su patrón.
Reyna se aclaró la garganta. Los senadores y legionarios callaron.
-Tenemos una encrucijada por delante, señores senadores-dijo, señalando lo obvio-. Roma enfrenta su momento más oscuro desde la caída de Constantinopla, hace ya seiscientos años. Perseo lo dijo, vendrá aquí por nuestra sumisión, por las buenas o por las malas.
Inmediatamente estallaron las voces.
-Debemos preparar las defensas...
-Hay que esconder tras los muros...
-¿Es sabio pelear?
-¡CONVOQUEMOS A LOS DIOSES!
-¡Taciturnitas, insolent!-grito Reyna, en perfecto latín, con enojo. Se hizo un tenso silencio-. Tenemos una misión, ¡es la misión de la legión! Júpiter Optimo Máximo nos dio esa misma misión, eones atrás. Todas la saben: Preservar a Roma, su legado y sus tradiciones a como dé lugar.
-Sí, pretora Reyna-replico David, su compañero pretor, y naturalmente, había entendido hacia donde iba-. Pero preservar Roma bajo el camino de los dioses. Con ellos. No contra ellos.
-¿Y dónde están los dioses?-Reyna alzo una ceja-. Octavian no logra verlos en sus augurios. Nadie aquí lo sabe. Ni siquiera Lupa, nuestra madre, se ha dejado ver. Los dioses nos han abandonado.
-Marte, no-señalo un senador.
Un murmullo se hizo eco, en apoyo del senador.
-Marte solo vino a darnos aviso de nuestra inminente destrucción-Reyna no se dejó avasallar-. Oyeron a Perseo. El mismo, en persona, comandara el ejército que sitiara nuestro hogar. Ya mato a Febo y a Mercurio. ¿Qué oportunidad tiene la legión?
-Hablas como alguien que ya fue derrotada, pretora-se burló otro senador con evidente desdén-. Eres una vergüenza para Roma.
Reyna solo se rio. Pero, a su alrededor, todos veían al senador con ojos bien abiertos.
-Dígame algo, senador... ¿Usted algo vez peleo en batalla? ¿Dirigió tropas? ¿Tuvo sobre sus hombros el peso de gobernar a nuestro pueblo? Yo sí. Como pretora, mi deber máximo es asegurar la supervivencia del Campamento Júpiter. David, tu, seguramente, lo entenderás.
El chico asintió bruscamente. Pero no parecía compartir su opinión.
-Tenemos que confiar en los dioses-dijo Octavian, aclarándose la garganta. Reyna no tardo en descubrir lo hábil orador que era-. Pero, ¿en cuáles? La pretora habla con la razón. No somos rivales para Perseo.
ESTÁS LEYENDO
El Retorno del Rey.
FanfictionLa confianza es una cosa frágil, Perseo la supo siempre. Se necesitan años para construir una confianza firme, y solo una acción para destruirla. Perseo lo sabe. Él lo sabe. Pero ahora, viendo como los puentes de la confianza que el mismo construyo...