¡Buenas, buenas! Ay, aunque me habría encantado seguir actualizando cada día, la universidad no me lo permitió, y además, estuve con algunas cosillas del cumpleaños de mi hermano.
Pero aqui esta, el nuevo cap.
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El Campamento Mestizo había cambiado. La vida de los campistas ya no era igual.
El regreso de Thalía fue brevemente celebrado... Hasta la llegada de Teseo y Annabeth. No hubo un gran reencuentro, ni mucho menos. De forma sombría, explicaron todo lo que había sucedido en la misión, y Thalía, a su vez, compartió todo lo que vivió en su cautiverio. Un chispa encendió todo el campamento, y de pronto, los campistas se dividían en muchas facciones, todas y cada una temerosas.
Kronos estaba muerto, y Perseo era dos veces más fuerte, ahora que había conseguido al antiguo ejército de su padre. ¿Qué esperanza tenía el Olimpo? Esa era la pregunta que se hacían los campistas, de boca en boca... Pero siempre en privado, en pequeños grupos. Y tampoco es que las cosas fueran muy mal. Thalía les había hablado honestamente de Perseo, de lo que prometía, de lo que era... Y muchos lo veían como una opción mejor que el propio Zeus.
Pero sus esperanzas de un cambio se fueron a la basura la misma noche en que Thalía regreso. El Sr. D apareció, brevemente, para decir que Perseo había invadido el Olimpo y, después de una gran batalla, los dioses habían prevalecido sobre él. El antiguo rey había sido derrotado y su fuerza destruida... E incluso allí, protegidos por barreras mágicas, sintieron las consecuencias. El mayor desastre natural de la historia, lo llamaban los mortales.
Thalía no quería engañarse. Y dudaba, a decir verdad, que Perseo hubiese sido destruido. De lo contrario, Zeus hubiese abierto de nuevo el Olimpo, el Sr. D habría regresado, y poco a poco, la vida regresaría a la normalidad. Pero nada de eso paso, y según las ninfas y dríades, un gran ejército, el de Perseo, seguía en pie de guerra, en alguna parte del país. Tal como ella lo veía, la guerra solo estaba en un punto intermedio.
Y no creía que fuese la única en pensar así. Terminadas las vacaciones de invierno, muchos campistas se fueron del campamento y no volvieron a tener noticias de ellos. Otros más simplemente desaparecieron de sus cabañas, o se internaban al bosque, con promesas de volver pronto, y nunca más regresaban. Al principio nadie lo noto... Hasta que fue tan evidente, el asunto, que fue imposible hacer la vista gorda. Quirón trato de contactar a muchos de ellos a través de Mensajes Iris, pero incluso aquello no funcionaba. Cada vez que trataban de invocar a la diosa, solo aparecía el siguiente mensaje: «La Mensajería Instantánea Iris ha quedado suspendida para el Olimpo hasta el fin de la guerra por órdenes de la Reina de los Cielos».
Todos eran conscientes de que sus números mermaban... Pero nadie se atrevía a hablarlo abiertamente. Los de la Cabaña Once, en especial, fueron afectados. Indeterminados e hijos de dioses menores, en especial, fueron los primeros en desertar. También las dos cazadoras de Artemisa restantes... Un día, sencillamente se esfumaron.
Thalía se sintió, un día, desalentada al comprobar que muchos de los desertores eran conocidos suyos: Will Solace, Silene Beaurgeard, Charles Beckendorf, Clarisse LaRue. Pero también se sintió desalentada y envidiosa, porque ellos si tenían el valor de hacer lo que ella quería y no hacía.
«¿Por qué luchas por Zeus?»
Trataba de mantenerse ocupada en la arena de entrenamiento, pero incluso aquello no servía de mucho. Su único alivio venia cada viernes, con el acostumbrado juego de captura la bandera.
La Cabaña de Zeus estaba en alianza con Atenea y Poseidón. Ares dirigía a las demás: Afrodita, Hefestos, Deméter, Apolo, Hermes y Dionisio. Incluso en tal desventaja numérica, se las habían arreglado para tener en sus manos los laureles un largo tiempo... Eso sí, primero ella y Teseo tuvieron que hacer sus diferencias a un lado, y nombrar a Annabeth líder en cada ocasión.
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El Retorno del Rey.
FanfictionLa confianza es una cosa frágil, Perseo la supo siempre. Se necesitan años para construir una confianza firme, y solo una acción para destruirla. Perseo lo sabe. Él lo sabe. Pero ahora, viendo como los puentes de la confianza que el mismo construyo...