SIENNA
Lo que Aiden acababa de decir no podía ser cierto. A una pareja para toda la vida se la reconocía en el instante en que ambas miradas se conectaban. Había mirado a Aiden a los ojos docenas de veces, pero normalmente los únicos sentimientos que se despertaban en mi interior eran la rabia y el arrepentimiento.
- Estás mintiendo —solté, con la garganta seca—. Sé cómo funciona el proceso de apareamiento y si fuéramos compañeros de por vida ya lo sabríamos.
- Soy el Alfa. Las reglas no se aplican a mí. La única forma de saber si eres mi pareja es pasar tiempo contigo y acercarme a ti.
- ¿Acercarte a mí? Claro —respondí con escepticismo—. En la cama, ¿no?
- Cuando un Alfa conoce a su posible pareja, sus emociones se desbordan. Tiene que confiar en sus sentidos y en nada más. Primero la marca y luego la deja entrar voluntariamente en su cama para sentir su dominio y ver si es capaz de lidiar con él.
El corazón se me salió del pecho cuando Aiden se acercó.
- Ambos sabemos que eres más que fuerte para liderar una manada. Eres hermosa, dominante y me tienes comiendo de tu mano como si fuera un cachorrito. Nadie más me hace sentirme así, solo tú.
¿De verdad se estaba mostrando sumiso conmigo? Sus palabras me conmovían de una manera que hacían que deseara que me tocara por todas partes.
¿Qué me estaba ocurriendo? La Bruma se estaba volviendo insoportable.
Podía sentir mi necesidad física, pero también sabía por lo que acababa de pasar. Me rodeó suavemente la cintura con sus brazos.
- ¿Quieres más? —preguntó.
Sí, joder, quería más. Estaba cansada de reprimirlo, pero se trataba de la Bruma, no de mí. Había una posibilidad de que fuera mi pareja, pero ¿y si no lo era?
Cuando empecé a alejarme, Aiden debió de notar mi inquietud, porque se relajó y me puso suavemente en el borde de la cama, apoyando su mano en mi cara.
Sin previo aviso, se inclinó y sus labios encontraron los míos. Todo se desvaneció y mi mundo se convirtió en una explosión de sensaciones mientras todos mis sentidos enloquecían.
Era todo lo que había estado esperando: mi primer beso.
Me invadió la emoción, no solo por el beso, sino por la discoteca, la Bruma, todo. Mientras me derrumbaba, Aiden se limitó a abrazarme.
Nos tumbamos y me acurruqué junto a su cuerpo hasta que se me escaparon las lágrimas. Mi mente finalmente se apagó y me quedé dormida en sus brazos.
***
Mantuve las distancias con Aiden durante varios días después del incidente en la discoteca. Necesitaba un poco de espacio para superar lo que había estado a punto de ocurrirme y como a la Bruma no le importaba lo que fuera apropiado, me pareció la mejor decisión.
Pero después de ese beso, no podía dejar de pensar en Aiden. No había tenido la ocasión de darle las gracias después de que me acompañara a casa, así que me encontraba ante su puerta una vez más.
Antes de que me diera tiempo a tocar el timbre, se abrió la puerta de golpe.
- Sienna. —Sonrió—. Me daba la impresión de haber notado tu aroma.
Dios, solo verlo hace que mi Bruma se ponga en marcha después de días separados.
- Yo... eh... solo quería darte las gracias por lo de la otra noche —tartamudeé—. Estuviste de verdad para mí cuando más lo necesitaba.
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Lobos milenarios (libro 1)
WerewolfSienna es una mujer loba de diecinueve años con un secreto: es virgen. La única virgen de la manada. Está decidida a pasar la Bruma de este año sin ceder a sus impulsos primarios, pero cuando conoce a Aiden, el Alfa, se olvida de su autocontrol. ··...