Capítulo 2. La Bruma

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SIENNA

Mamá: "Querida Sienna, ¿dónde estás?" – mi madre me mandó un mensaje al móvil.

Sienna: "Mamá, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? No hace falta que empieces los mensajes con querida"

Mamá: "¡Pero es más especial así! Como una carta"

Sienna: "🙄"

Mamá: "A casa ¡ya! Tu hermana está aquí, ha traído a Jeremy. Ya sabes lo que significa... COTILLEO DEL BUENO"

Sienna: "Ehhh... ok, llegaré en poco"

Mamá: "Genial. Con cariño, mamá"

No puedes decidir cuándo y dónde te golpea la Bruma.

¿Conduciendo? Mejor que pares rápido o provocarás un accidente múltiple con cincuenta coches más.

¿En el trabajo? Ficha y vete corriendo al monte o tu jefe y tú acabaréis siendo algo más que colegas.

Cuando me senté a cenar, recé para que no me golpeara mientras estaba con mi familia, el peor lugar posible que se me podía ocurrir.

Mientras ayudaba a poner la mesa y le servía un plato de lasaña casera a Selene, mi hermana, observé la puerta trasera por si tenía que escapar de manera improvisada.

Me senté a comer con toda la familia, que ya estaba en medio de una animada conversación.

- ¿Qué pasa Jeremy? – dijo mi madre señalando con la barbilla al acompañante de mi hermana –. Apenas has dicho una palabra desde que has entrado. ¿Cómo va el trabajo?

- No tiene por qué responder a eso, abogado – dijo Selene, lanzando a mamá una mirada divertida.

- Bueno – Jeremy se rió – si lo que quieres es que cuente algún cotilleo, Melissa, sabes que no puedo divulgar ese tipo de información.

- ¿Ni siquiera un ligero movimiento de cabeza para confirmar o negar?

- Mamá – dijo Selene – es el abogado principal de la manada. Su trabajo es guardar secretos.

- Pero... – mi madre suspiró – no necesito saber nada de importancia. Sólo un poco de cháchara. Por ejemplo... ¿es cierto que nuestro alfa y Jocelyn ya no son pareja y ahora sale con Josh, su Beta?

- ¡Mamá! – dijimos Selene y yo al unísono.

- Me acojo a la quinta enmienda. – dijo Jeremy entre risas.

- ¡Oh! Sois todos unos aburridos.

Actuaba más como una adolescente que sus dos hijas juntas. Pero eso hacía que la quisiéramos más todavía. La mayor parte del tiempo...

- Podrías preguntarme sobre mi trabajo, ya sabes – dijo Selene.

- Ya te pregunté, ¿no? – dijo entre bocado y bocado de lasaña –. Estoy segura de que ya te pregunté.

Selene puso los ojos en blanco. Mamá siempre había querido que Selene tuviera una carrera más estable. La moda, pensaba mi madre, no era una ocupación. Era un hobby.

"Un día algo está de moda y al siguiente no", solía decir, "¡eso es así con la ropa y con toda la industria Selene! Piensa a largo plazo".

Pues bien, Selene había triunfado, demostrando que los consejos de su madre habían sido erróneos durante años y estaba trabajando activamente en una de las principales empresas de diseño de moda de la ciudad.

Lobos milenarios (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora