Capítulo 18. La grieta

53.7K 2.5K 294
                                    

SIENNA

La expresión de la cara de Aiden cuando me olió al salir de la habitación por la noche fue divertidísima. Su nariz se arrugó con insatisfacción y gruñó un joder antes de volver a su habitación y dar un portazo.

Por razones obvias, la sangre no suponía un problema para los hombres lobo, pero por alguna razón, la sangre de la regla hacía que los machos corrieran hacia las colinas con el rabo entre las piernas. Y yo daba las gracias por que fuera así.

Al menos iba a poder evitar encuentros sexuales durante un tiempo mientras ideaba un nuevo plan. Además de lo divertido que era ver a Aiden molesto.

Estaba sumida en mi pequeña victoria cuando vibró el teléfono.

Michelle: "Hola, tía, ¿vienes mañana?"

Sienna: "¿Ir a qué?

Michelle: "Siena... ¿En serio?"

Sienna: "Lo siento, no tengo ni idea de lo que hablas"

Michelle: "Vamos a comprar el vestido de la ceremonia de apareamiento de Mia. Lo sabes desde hace tiempo"

Sienna: "Oh, Dios, me había olvidado por completo. He estado muy liada desde, ya sabes..."

Michelle: "Me he dado cuenta... No has estado muy disponible últimamente"

Sienna: "Lo sé, lo sé. Es que Aiden, la Bruma y todo esto de irse a vivir juntos... Siento que me estoy volviendo loca"

Michelle: "Lo entiendo, son muchas cosas. Por cierto, estoy bien"

Sienna: "¿Qué?"

Michelle: "Nada. ¿Vienes o no?"

Sienna: "Lo intentaré"

Michelle: "Sienna..."

Sienna: "Vale, sí, iré"

Michelle: "Nos vemos allí"

***

Una dependienta humana nos servía champán mientras Mia se probaba diferentes vestidos en una boutique muy bonita. Erica y Michelle estaban hablando sobre la cola del vestido y sobre los diferentes estilos.

Yo estaba en mi mundo en un rincón, mirando fijamente a mi copa de champán, como si fuera un pozo mágico que contuviera todas las respuestas a mis problemas.

- Hola, Tierra llamando a Sienna —dijo Erica desde el otro lado de la habitación—. ¿Te estamos aburriendo?

- Lo siento, estoy un poco distraída —me disculpé.

Michelle chasqueó la lengua con fastidio y le dio un trago al champán, como si quisiera mantener la boca ocupada para no decir algo de lo que se arrepintiera.

- Ven aquí y ayúdame a quitarme este vestido antes de que me desmaye —graznó Mia, que respiraba con dificultad —. Es más estrecho que mi sexo antes de mi primera Bruma.

- Bien que te encargaste de ponerle remedio a eso —Michelle se rió—. ¿Hay algún hombre en esta ciudad al que no le hayas clavado las garras en algún momento?

- Oye, estoy sentando cabeza, ¿vale? —respondió Mia —. Al menos puedo seguir sintiéndome aventurera con vuestras historias, chicas. Especialmente con Sienna. Ese alfa tan sexy te debe de estar destrozando cada noche. No sabes la envidia que me das.

- Te vas a aparear con tu mejor amigo —dijo Erica con reproche.

- Sí, supongo que eso también está bien. Pero déjame fantasear un poco, ¿no? —El champán salpicó el vestido.

Lobos milenarios (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora