SIENNA
Tenía la respuesta en la punta de la lengua.
Mi cabeza nadaba en un mar de lujuria, deseo y pasión. Era una combinación embriagadora y yo estaba atrapado en la vorágine.
Sabía dentro de mi corazón lo que quería, o más bien lo que necesitaba.
Pero no me salían palabras de la boca.
Así que, en lugar de decir nada, agarré el pelo sedoso de Aiden y tiré de él con fuerza mientras bajaba su cabeza hacia la mía.
Le besé, no solo con pasión, sino con un deseo insaciable.
Quería que nos uniéramos, que nos entregáramos al otro.
Aiden me levantó las piernas y sentí su polla rozar mi sexo. La excitación era casi insoportable.
Cuando mi sexo comenzó a abrirse, gemí en éxtasis.
- Aiden, espera... —murmuré, clavando mis garras en su espalda.
- ¿Quieres que pare? —preguntó, acariciando mi pelo y dirigiéndome una mirada cariñosa.
- Yo... Sí... No lo sé —tartamudeé, debatiéndome.
Claro que no quería que parara, pero al mismo tiempo...
- Aquí, ahora... No parece...
Mientras buscaba las palabras adecuadas, Aiden las encontró por mí.
- El sitio perfecto —dijo en voz baja—. Tienes razón. Es tu primera vez. Quiero que sea tan especial como tú.
Aiden separó su cuerpo del mío y se me rompió el corazón, pero sabía que era lo mejor.
- ¿Me odias por querer esperar? —pregunté.
- Claro que no —respondió—. Ya he esperado todo este tiempo. Qué clase de alfa sería si no pudiera esperar un poco más. Además, la espera merece la pena.
Besé sus labios con ternura, saboreando su dulce saliva mientras nuestras lenguas se enrollaban.
Me aparté y sonreí.
- Después de nuestra ceremonia de apareamiento, te prometo... que seré toda tuya.
- Y yo te prometo que será una noche que recordarás para siempre —dijo con un suave gruñido.
Aiden me abrazó mientras estábamos tumbados en el suelo musgoso del bosque. Cerré los ojos y escuché el sonido de su respiración.
Pensé en lo que nos depararía el futuro y por una vez no me asusté.
De hecho, nunca me había sentido más segura y protegida en toda mi vida.
DOS SEMANAS DESPUÉS
- Joder —dijo Aiden, con sus ojos brillantes mirando directamente a los míos. Estaba al otro lado de la habitación y, literalmente, se detuvo en seco.
- Joder —repetí. Estaba para comérselo. Llevaba un esmoquin azul marino e iba recién afeitado por primera vez en su vida. Los pómulos se veían tan marcados como su mandíbula. Y todo era mío, para siempre.
Era el día de nuestra ceremonia de apareamiento. A diferencia de los humanos, los hombres y mujeres lobo no teníamos los mismos rituales típicos de las bodas. No había ninguna regla que impidiera a los compañeros verse antes de llegar al altar y por eso Aiden y yo estábamos cambiándonos en el mismo lugar.
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Lobos milenarios (libro 1)
Manusia SerigalaSienna es una mujer loba de diecinueve años con un secreto: es virgen. La única virgen de la manada. Está decidida a pasar la Bruma de este año sin ceder a sus impulsos primarios, pero cuando conoce a Aiden, el Alfa, se olvida de su autocontrol. ··...