Capítulo 23. La feria

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SIENNA

Una parte de mí no podía creer lo que estaba a punto de suceder. Lo que estaba a punto de hacer. Era la primera vez que estaba tan cerca de tocar de verdad a un hombre y me sentía preparada.

Me sentía... bien.

- Quiero hacer esto. Por ti —dije y clavó su mirada en mí. Una mirada penetrante. Mi Bruma estaba hambrienta, y si no era capaz de satisfacerla del todo, esto bastaría. Así que bajé mis labios por sus caderas y continué dejando suaves besos alrededor del borde de sus pantalones. Y luego tiré lentamente de los pantalones hacia abajo y lo vi en todo su esplendor.

Y se me cortó la respiración. Era grande y grueso, exactamente lo que cabría esperar de un alfa. Había visto porno antes, claro, así que sabía lo que solían tener las estrellas del porno. Pero verlo así, de cerca, en un hombre que conocía, un hombre que me gustaba, era diferente. Muy diferente.

Primero lo rocé con mis dedos suavemente y vi cómo cada vez se ponía más duro.

- Joder, Sienna —murmuró Aiden—. ¿Alguna vez has...?

- No —dije suavemente mientras exhalaba mi respiración caliente sobre él. Y entonces saqué la lengua para probarlo. Oí a Aiden ahogar un grito y lo tomé como una motivación para llevarme la punta a la boca. Chupé suavemente durante unos instantes y luego me lo metí más. Todo lo que pude.

Me movía arriba y abajo con ritmo. Nunca antes había hecho eso como tal, pero tenía diecinueve años y no estaba sorda: había escuchado historias de mamadas de mis amigas muchas veces. Así que estaba bastante segura de que sabía exactamente lo que tenía que hacer y por la forma en que él respondía no lo estaba haciendo nada mal.

Cada vez gemía más alto. Me gustaba ser la responsable de sus gemidos. Me gustaba la sensación de volverlo loco.

Tras unos minutos, sentí que sus manos bajaban hasta mi nuca. Intentó apartarme de él y yo sabía por qué.

No quería que me tragara lo que iba a venir después. Pero yo quería. Es más: lo necesitaba. Quería probar todo lo suyo, quería conocer todo lo que tenía que ofrecer.

Así que le aparté las manos de un manotazo y moví la cabeza hacia arriba y hacia abajo aún más rápido, usando mi lengua en círculos. En cuestión de segundos se corrió y Una sustancia espesa y salada, que no tenía mal sabor, inundó mi boca.

Me lo tragué y miré a Aiden. El primer hombre que había entrado en mi boca de esa manera.

Él estaba recuperando el aliento, pero sus ojos bailaban. Me acercó a él y me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

- Eres espectacular —dijo, y esa palabra contenía, de alguna manera, más halagos que todos los cumplidos que había recibido juntos.

***


AIDEN

Josh: "Alfa, date prisa. Ya estamos todos aquí"

Aiden: "Ya voy"

Josh: "Los alfas no pueden permitirse el lujo de llegar tarde jejeje"

Sienna acababa de dejarme boquiabierto. No había otra forma de expresarlo. Naturalmente, sabía que estaba muy buena, eso nunca lo había puesto en duda.

Pero sabiendo lo inexperta que era, lo inocente que parecía ser, no esperaba eso. Ni siquiera las chicas con más experiencia me habían hecho algo así.

Ella estaba en la habitación de invitados preparándose. La oía moverse y yo la imaginaba vestirse. La imaginaba desnuda, poniéndose las bragas...

Para, me ordené a mí mismo. Era como si no pudiera controlarme en absoluto cuando estábamos en la misma casa. Debe de ser la Bruma.

Lobos milenarios (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora