Liu Huang, siempre fue un discípulo admirado por muchos. A pesar de su edad se convirtió en uno de los mejores guerreros de su pico, también poseía una gran belleza.
Aunque provenía de una familia bien posicionada, pudo hacerse un nombre propio que comenzó a hacer eco en todas las tierras, con ello llenó de orgullo tanto a su familia como a su prometido... por ello no podía permitir que Shang Mao huyera.
Como todas las mañanas realizó su entrenamiento matutino, repasó sus lecciones, entrenó de nuevo hasta que por fin tuvo tiempo libre para alistarse y salir al pueblo. Vería a Shen Yuan dentro de cuatro días, cuando fuera su descanso, así que deseaba conseguirle algún regalo para aquel momento.
Sus planes se vinieron abajo cuando su maestro lo llamó para una misión.
Debido a unos negocios de la secta, un discípulo del pico An Ding debía ser escoltado hasta una ciudad a tres días de distancia. El cargamento era importante al igual que la discreción, por ello mientras menos discípulos participaran, mucho mejor. Así fue seleccionado para llevar a cabo la tarea.
Como siempre, sus emociones fueron más claras que el agua. Su maestro ya estaba acostumbrado, pero el pobre discípulo de An Ding tendría que lidiar con el mal humor del joven mientras realizaran la misión.
Si alguien le preguntara a Shang Mao su experiencia sobre esos días, él respondería entre temblores con una simple palabra «terroríficos». A pesar de que su rey lo mantenía al borde de sufrir un fallo al corazón, no se comparó a la amargura de un alfa que fue privado de la compañía de su omega.
¡No era su culpa!
En cuanto vio la mirada asesina de Liu Huang, quiso rogarles a su maestro y al maestro del pico Bai Zhan que le proporcionaran otra escolta. Para su desgracia tuvo que hacer a un lado sus deseos, según sus cálculos, en el punto que se encontraba la historia los maestros de los picos ya comenzarían a poner a prueba a sus candidatos para "discípulo principal", si tomaba en cuenta que eran Liu Huang y él los elegidos para la misión, tal vez las pruebas ya habían dado inicio.
Trató de hacer más llevadero el camino, más a cada pregunta que hacía terminó con solo gruñidos por respuesta. Debido a esto decidió que lo mejor sería no mantener conversaciones por lo que restaba de la misión.
Para su suerte, la transacción del intercambio se llevó a cabo con total éxito. Incluso obtuvieron un tiempo libre donde convenció al alfa de darse una vuelta por el pequeño mercado para conseguirle algún regalo a su prometido, por supuesto que Shang Mao solo quería ver qué objetos podía obtener para su propio provecho.
Fue en ese lugar donde conocieron a un comerciante de telas.
El hombre manejaba las telas más finas que vio en sus años como discípulo de An Ding, eso era decir mucho. Tal vez para grandes maestros de pico apenas lograría pasar por algo bueno, sin embargo para unos humildes discípulos podían ser lo mejor.
Entre tanto él y Liu Huang, seleccionaban la mejor tela para llevar (cada uno sirviendo a su propio propósito), comenzó a entablar una larga conversación con el comerciante. En un punto salió a flote su regreso a la secta.
—Oh, yo conozco un atajo al pueblo que se encuentra bajo la secta Cang Qiong.
Los dos jóvenes escucharon con atención las indicaciones del comerciante, dándose cuenta que aquel camino en efecto era más corto: en vez de rodear por el sendero que comunicaba a las demás ciudades, atravesaba tres bosques por medio de un viejo camino, entre ellos el que estaba a las faldas de la secta.
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Más allá de una flor
Hayran KurguPara un cultivador omega, tener una pareja de cultivo era una regla no escrita que todos seguían. Cuando, Shen Yuan, ingresó al Pico Qing Jing fue comprometido con un alfa casi de inmediato. Al aceptar su destino, su único objetivo es llevarse bien...