8. Prendas con aroma

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—Hola, en tu siguiente celo ¿te gustaría tener alguna prenda mía a la mano?...No, eso sigue sonando raro.

[Solo usted piensa eso, anfitrión]

—Solo tú piensas que no es raro.

Esa tarde era uno de los escasos momentos donde se hallaba solo, sin temor a que nadie lo escuchara hablar con el sistema. Por lo general prefería la conversación en silencio, aunque al encontrarse practicando su propuesta ensayó como si hubiera alguien junto a él, con el sistema contestando sentía que no estaba hablando a la nada.

[¡Vamos, anfitrión! Usted puede. Ser directo por lo general es uno de los mejores cursos de acción.]

Shen Yuan, no pudo discutir. Desde la última misión se dio cuenta que la mejor forma de hablar con su prometido era siendo claro y sincero, mucho más ahora que aprendió a leer sus gestos.

Después de jurar que no volvería a aceptar una nueva misión del sistema hasta que se presentara algo serio, ignoró cualquier intento de disuadirlo con recompensas. En la pasada tarea si bien ganó una jugosa cantidad de puntos además de una bonificación, decidió que desde ese momento los avances en su relación serían hechos por su voluntad y no porque un ente le dijera qué hacer.

Así logró un equilibrio entre los deseos de Liu Huang y los suyos: obtuvo los mimos que tanto deseaba, pero al mismo tiempo mantuvo la cierta distancia que su prometido necesitaba.

A pesar de que no podía quejarse de su vida actual, no estaba satisfecho. Quería mucho más, en especial después de conversar con algunas shijies que (tal vez) le metieron algunas ideas a la cabeza.

Mientras que él ya llevaba casi un año en aquella relación, sus shijies que con menos meses conociendo a sus posibles amores ya compartían besos o caricias más subidas de tono (gracias a los cielos no dieron detalles). Shen Yuan, tenía envidia de sus hermanas marciales, aunque por una parte también quería eso, sentía más celos por el nivel de intimidad que compartían con sus parejas.

Se suponía que Liu Huang y él eran una "pareja hecha por los cielos", estaba asegurada su compatibilidad, sin embargo a lo mucho se abrazaban además de compartir algunos sucesos de su día a día. Quería poder demostrar al alfa que ya estaba listo para otro paso, hacerle saber que él ya lo había elegido como compañero, solo a la espera de su respuesta.

En medio de su dilema sin alguna idea de cómo comunicarse, escuchó de sus amigos del pico Qian Cao que la mejor forma para pasar un celo era con alguna prenda de su compañero junto a los de sus seres queridos. Por supuesto que mientras más compatible fuera la pareja mejor sería el resultado, ¿qué le puede ganar a una pareja destinada? Aunque estaba en duda si el efecto sería el mismo si no estuvieran enlazados, decidió seguir adelante.

Solo quedó el problema de hablar con Liu Huang.

A pesar de que para ese momento ya eran más cercanos, el miedo al rechazo seguía ahí. Shen Yuan, era muy consciente de que su prometido seguía siendo una persona empeñada a seguir el camino recto al pie de la letra, dar ese nuevo paso no estaba dentro del sendero establecido. El peligro que lo tomara a mal era grande, ya llegaron a un punto en su relación donde podían resolver conflictos al hablar de forma sincera, más sus piernas seguían temblando.

Como su buen Jiu-ge, siempre se había considerado alguien sensato que jamás se dejaba guiar por la intuición sino por la razón, sin embargo a veces estaba bien hacer algo distinto.

Fue por ese motivo que al día siguiente pidió permiso a su maestro para visitar a Liu Huang a su pico, sabía que la causa por la cual el joven le insistió para que se mantuviera alejado de aquel lugar fue por el peligro que podía representar, pero si no iba en aquel momento tendría que esperar otros seis meses pues dentro de algunos días sería el celo del joven, además ¡también era un cultivador!

Nada podía salir mal.

Más allá de una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora