Algunas son tan livianas
cual plumas de ave.
Otras, firmes y sabias
y más viejas que el aire.
Voces todos tenemos,
de distintas calañas
pero muy pocos tienen
una voz que sea humana.
De los gritos se aprende
por las buenas o malas.
En ocasiones, silencio
es la mejor enseñanza.
Palabras muy transparentes
son propias de almas honradas,
mas las viles e hirientes
muestran a almas frustradas.
Entenderás algún día
que las frases armadas
serán feas o lindas,
serán buenas o malas.
Quien las recibe decide
de qué forma tomarlas,
si no quiere perderlas
y desea guardarlas.