En cada palabra que
otras bocas pronuncian,
estás.
Fugaz pero presente,
hablen de lo que hablen,
estás.
En cada fragancia
que la brisa me regala,
estás.
Volás hacia mi de repente,
vaya a donde vaya,
estás.
En cada melodía que
escuchan mis oídos,
estás.
Nota o acorde,
sostenidos o bemoles,
toque lo que toque,
estás.
Estás, aunque haya heridas
que no sane el tenerte
aquí en mi pecho
palpitando tempestad.
Echas raíces que son
a prueba de la mente,
por más que intente
no te puedo arrancar.
Estás impregnado en mi,
para siempre.
Y no sé si ríe o llora la eternidad.
Estás acá, mirame bien
a cinco dedos
debajo de mi clavícula,
del lado izquierdo
donde guardo el anhelo
de saberte vivo
rebosando libertad.
Estás firme,
tan arraigado
que nada te quita.
Simplemente estás
aunque no quiera
pero te quiera,
siempre estás.