Escribí. No dejes de hacerlo nunca.
Aunque tengas los ojos empañados de lágrimas.
Aunque no sepas qué decir.
Aunque lo hagas a las apuradas,
o en cualquier lugar,
o sobre cualquier superficie.
No dejes de escribir.
Es tu ancla.
Es tu cohete.
Es tu corazón latiendo más fuerte con cada letra plasmada.
Es tu esencia en estado puro.
Sos vos.
Escribí. De amores, de magia, de la vida,
de problemas, de angustias, de alegría.
De lo simple, de lo mundano,
de lo complejo, de lo desconocido.
Nunca dejes de hacerlo.
El día que lo dejes, vas a sentir que te falta algo.
Al principio, va a ser una pequeña molestia.
Pero con el correr de los días, con el pasar de los años,
ese vacío va a absorberte y no te vas a ver como antes.
Hasta que decidas volver a escribir, y a brillar.
Escribí. No dejes de hacerlo nunca.
Aunque tengas los ojos empañados de lágrimas.
Aunque no sepas si decir lo que sentís o no.
Aunque ames pero ese amor te retuerza el interior
de tal forma que ya no desees escribir.
Vos sos más fuerte que todo eso. Vos podés escribir.
Sabés cómo hacerlo.
