VII

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Una semana después, la casa Coppola tornaba muy alegre.
Iban a celebrar la fiesta de compromiso de Adrienna y Paolo junto al consejo.
Adrienna había escogido un vestido muy corto de color rojo y junto a ello, un peinado de trenzas recogido y unos tacones de color negro.
En cambio, Paolo iba con un traje de chaqueta de color negro y una camisa de lino de color blanca junto a una corbata del mismo color que el traje.
Ambos salieron juntos al jardín y allí estaban todos los vampiros. Y todos muy elegantes para el evento.
Paolo y Adrienna brindaron, mientras que se acercaban a Iskander y Burak. Que estaban muy felices.
―¿Os estáis divirtiendo? ―les preguntó Paolo.
―Si. Y mucho.
―Me gusta escuchar eso.
―¿Qué es lo que os tiene tan felices? ―preguntó Adrienna.
―Iskander y yo nos iremos durante un tiempo a una segunda luna de miel.
―Pero no estaréis para la boda.
―Tranquila. Si estaremos y te ayudaremos a lo que sea necesario.
―Gracias.
Después de eso, Carlo anunció a que habían ido y sus invitados se acercaron a Paolo y Adrienna. Donde Paolo no tardó en decir mientras que le cogía la mano a su futura esposa y comenzó a acariciarla.
―Es difícil saber cómo será la mujer con la que compartirás toda la vida. Mi padre me ha comprometido con una niña preciosa y esa niña se ha convertido en una maravillosa mujer.
El vampiro hizo una breve pausa.
―Esa mujer nos salvó de una guerra que ya teníamos iniciada desde hace muchos años. Incluso mucho antes de que ella naciera ―dijo Paolo de nuevo―. Hoy esa mujer me ha robado el corazón y por eso estamos aquí. Celebrando mi compromiso con ella y el fin de esta guerra.
Paolo dejó de coger la mano de Adrienna y alzó su copa.
―Por Adrienna y nuestra felicidad. Espero que mi amor por ella le ayude a reinar con paz.
―¡Por Adrienna! ―dijeron todos.
Después, todos bebieron de su copa y Adrienna besó a Paolo con el mismo amor con el que le miraba.

La fiesta continuó y todos bailaron toda la noche sin parar. Donde la felicidad estuvo presente.
Paolo ordenó una pieza lenta y llevó a Adrienna a la pista de baile.
Ambos se abrazaron y sintieron las notas como una pluma que caía sin final alguno.
Paolo le dio un giro a Adrienna y después la inclinó un poco. Dándole un suave beso después en su cuello.
―Tu aroma es algo que no quiero olvidar y perder ―le dijo―. Te amo tanto nena que puedo volver a escuchar el latir de mi corazón cuando estamos juntos.
―Y yo también te amo ―le dijo ella―. Si no hubiera sido por ti, jamás hubiera tenido mi inmortalidad y quizás no hubiera estado viva de los golpes y malos tratos que me daba Luciano.
―Y te salvaría mil veces si es necesario. Por y para siempre.
Él volvió a incorporar a Adrienna y continuaron bailando aquella pieza que ordenó.
Y continuaron bailando toda la noche. Donde ambos se olvidaron de todo lo que había pasado en ese tiempo atrás...

Renacida (Manos Miserables #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora